Cinta que revitaliza el género

Haz que regrese, terror salvaje y conmovedor

Con rituales inquietantes y estética casi kitsch, los directores Danny y Michael Philippou crean un cuento de hadas oscuro; el miedo nace del sufrimiento

Jonah Wren Phillips ha sido ovacionado por su actuación.
Jonah Wren Phillips ha sido ovacionado por su actuación. Foto›Especial

Es cautivadora y sádica la habilidad con la que los directores australianos Danny y Michael Philippou, a partir de la historia de dos hermanos que, al quedarse huérfanos, son llevados a un hogar de acogida, se adentran en las profundidades del ser humano. En lugar de usar los instintos más retorcidos como materia prima del relato, como suele suceder en el género de terror, aprovechan sus heridas y cicatrices emocionales para que la amargura se convierta en la principal fuente del miedo en su más reciente película, Haz que regrese.

El preludio, con estética de video análogo, muestra imágenes de una ceremonia insana en un idioma incomprensible, mismo que luego aparecerá como una especie de instructivo y pieza clave para completar la trama. Desde el inicio siembra con precisión de bisturí preguntas que impregnarán de una escalofriante sensación las secuencias que, en contraste, entregan emotivas revelaciones de desahogo sobre un pasado de violencia intrafamiliar.

  • El Dato: Los directores exploran la fascinación por el peligro de intentar “abrir la puerta a otro reino o dimensión” y los rituales oscuros practicados en la casa.

Lo anterior se combina con las manipulaciones de una extravagante mujer y su desconcertante amabilidad, mientras la presencia de un pequeño niño aparentemente afectado de sus facultades mentales aporta cada vez más intensas visiones de sangre, gore y horror corporal, manteniendo la conexión con la línea sobrenatural de la propuesta.

El resultado es una perturbadora y muy equilibrada mezcla de agria evocación y aterradora inquietud, cuyo desarrollo de la tensión se sustenta con tomas fugaces que trastocan la horizontalidad de la perspectiva, simbolizando cómo se irá alterando la realidad de los personajes. Algunos momentos inmersivos durante el estado de angustia del protagonista se logran gracias a la segmentación y énfasis de sonidos cotidianos. Además, un marcado contraste de llamativos colores en una puesta en escena casi kitsch confiere al pasaje un aire de cuento de hadas oscuro y cruel, en el que la magia es un ingrediente importante.

  • 41 días duró el rodaje en diversos sitios de Australia del sur

Aunque hay pequeños descuidos en el sentido común de los personajes que restan verosimilitud a ciertas acciones, Haz que regrese es una obra prácticamente redonda y efectiva, en la que los responsables de la sugestiva y refrescante Háblame (2022) encuentran el punto de comunión entre el drama y el terror a través del dolor, transitando por lo orgánico, lo sucio y lo violento, hasta culminar con una imagen de mórbida belleza que asusta tanto como conmueve.

La película llegó ayer a los cines de México.