Un arranque a corazón abierto

Alejandro Sanz, gracias por ser el primer latido de esta historia

El cantautor español enciende nuevamente a Puebla con 22 canciones en la segunda noche de su gira; entre confesiones y gratitud, ofrece un concierto íntimo y poderoso

El español, en el Auditorio GNP Seguros de Puebla, ayer.
El español, en el Auditorio GNP Seguros de Puebla, ayer. Foto›Jorge Carreón / OCESA

La ciudad de Puebla se convirtió por segunda vez en el epicentro de la emoción y la nostalgia con la voz de Alejandro Sanz. Tras inaugurar en esta ciudad su gira internacional, el intérprete regresó al escenario del Auditorio GNP Seguros con la misma energía de la primera fecha, pero con un calor más cercano, más personal.

“Esta es la segunda noche aquí en Puebla, gracias por darnos este calorcito. Espero que disfruten mucho este concierto”, dijo Sanz al inicio, mientras caminaba al escenario con su guitarra, en medio de gritos que confirmaban la complicidad con un público entregado. Con 22 canciones, tejió un recorrido por tres décadas de carrera, en el que cada acorde parecía condensar recuerdos colectivos.

  • El Dato: El cantante español ofrecerá 12 conciertos en nuestro país. En la ciudad de México se presentará el 12 y 13 de septiembre, en el Auditorio.

Desde los primeros compases de “Amiga mía” y “Corazón partío” hasta la fuerza de “Y, ¿si fuera ella?”, Sanz llevó a los asistentes por un viaje emocional en el que alternó la euforia con la intimidad.

Su voz, más curtida, sonó firme y emotiva, recordando por qué es considerado uno de los grandes cronistas musicales de las emociones humanas.

“Siempre les digo a mis músicos: los ensayos están bien, pero estos conciertos están chingones. Queremos ofrecer un concierto de música y no chin…”, lanzó con humor, arrancando ovaciones y dejando claro que su apuesta es la autenticidad, no las fórmulas prefabricadas.

El repertorio no dejó respiro: “Cuando nadie me ve”, “Looking for Paradise”, “No es lo mismo” y “Mi soledad y yo” fueron coreadas como himnos. Cada tema encontró eco en un público que se sabía parte de un momento histórico, consciente de que Puebla no sólo fue el inicio de la gira, sino el escenario de una declaración artística.

El montaje, sobrio pero elegante, permitió que la música hablara sin artificios. Una banda compacta y versátil arropó a Sanz en arreglos que respetaron los clásicos, al tiempo que refrescaron sus matices.

Entre luces cálidas y una escenografía que privilegiaba la cercanía, el cantautor se movió entre piano y guitarra, buscando el contacto directo con la audiencia. La comunión alcanzó su punto máximo en “El alma al aire” y “Pisando fuerte”, donde los asistentes se levantaron de sus asientos para convertir el auditorio en un coro colectivo.

Al final, Sanz se despidió contento: “Gracias Puebla por ser el corazón que late primero en esta historia”. Así, la segunda noche en Puebla no sólo confirmó el arranque exitoso de la gira, sino que dejó claro que Alejandro Sanz mantiene intacta su capacidad de convertir un concierto en una experiencia íntima y catártica, donde cada canción es confesión y cada palabra, un puente hacia su público.