EL CORRIDO DEL ETERNO RETORNO

Dame más gasolina (y control ambiental)

Dame más gasolina (y control ambiental)
Dame más gasolina (y control ambiental) Foto: Fuente> Cuartoscuro

Cargar combustible cada vez se ha vuelto más complicado.

Encontrar una gasolinera confiable se ha convertido en una prioridad para cualquier automovilista. Sin embargo, al momento de escoger cuál marca es la más conveniente, siempre hay resquemor. Pero las cosas van incluso más allá. A la incertidumbre por el combustible se suma la cuestión de la honorabilidad de los comerciantes del mismo. Un asunto que ha mantenido debatiendo por siglos a socráticos, apocalípticos y posmodernos. Una problemática que no se ha podido solventar debido a un pequeño detalle: la falta de regularización pertinaz.

De entre los muchos vicios de los combustibles para transportarse (gasolina, diésel y gas) acaso el más flagrante sea el de su escasa calidad. Esto se puede constatar de manera sencilla. En una valoración de su durabilidad de parte del usuario. Es común que al cargar ocurra un fenómeno bastante irritante. Al solicitar 20 litros, por ejemplo, el tanque registra la cantidad adquirida, pero estos no rinden los kilómetros que deberían. Y no se trata de un mal uso por parte del chofer, sino que el combustible se consume a la velocidad de la afrenta. Digamos casi que se volatiza. Y ocurre entonces que el automovilista deja de acudir a esa estación de servicio para buscar otra donde reciba la calidad de gasolina por la que está pagando.

También existe la monserga, de los famosos “litros de a litro”. Casi que cualquier mexicano vive con una resignación, contra la que no puede luchar, de que cada vez que carga gasolina va a ser estafado.

Que no va a recibir la cantidad exacta de combustible. Ante las malas pasadas que suelen jugarnos las estaciones, localizar una que no se extralimite es una cuestión de vida o muerte. Sobre todo para aquellos cuyo trabajo es desplazarse todo el día por la ciudad, como es el caso de los taxis. Una vez que descubres ese sitio donde te respetan la gota, te aferras a él con toda tu convicción.

No importa que quede a varios kilómetros de tu casa y tengas que gastar algo de combustible para cargar más, una ironía con la que vive el automovilista contemporáneo.

LA CUESTIÓN SE ENRARECE cuando aquella gasolinera que se había ganado tu confianza te traiciona. Entonces tienes que realizar una nueva investigación para saber dónde vas a dejar el dinero que destinas mensualmente a combustible. De repente te das cuenta, sin premeditarlo, que el momento más incómodo de tu rutina es el momento en que tienes que echar gasolina. Muchas preguntas vienen a tu cabeza. Pero esto apenas es la puntita del iceberg. Detrás hay más irregularidades. Como la que tiene que ver con el control ambiental.

UNA VEZ QUE DESCUBRES ESE SITIO DONDE TE RESPETAN LA GOTA, TE AFERRAS A ÉL CON TODA TU CONVICCIÓN

En México, las gasoliñeras son responsables de una gran emisión de componentes tóxicos como los COV (compuestos orgánicos volátiles), cuyo impacto directo se presenta en la atmósfera. Estos actores estelares del desgaste de la capa de ozono también impactan la calidad del aire de la urbe. Y contribuyen de manera importante en la contaminación de la misma. Algo que, sumado al calentamiento global inherente a nuestros tiempos, deteriora la calidad del oxígeno que se respira en nuestras ciudades.

La Organización Mundial de la Salud establece unos valores de tolerancia para la emulsión de componentes como el tolueno y los xilenos.

Durante el proceso de repostaje es normal que se salpique el 0.01 por ciento de combustible y que de éste se evapore un 0.05 por cierto. Durante un muestreo realizado en 2024, se evidenció que en México la emulsión es superior a la observada por la OMS, en un grado de hasta diez veces mayor a lo permitido.

Todos llevamos un ambientalista dentro cuando acudimos al médico debido a alguna alergia. Gran culpa de la proliferación de éstas se debe a la mala, y, en ocasiones, pésima calidad del aire. Calidad a la que contribuyen las gasolineras que no respetan los valores establecidos por normas gubernamentales como las dictas por la SEMARNAT. Al problema de la calidad y la cantidad de las gasolinas que consumimos, se añade el costo extra en temas de contaminación. Que, sumado al precio de la magna, la premium y el diésel se convierte en un hoyo negro que exige a gritos ponerse en regla.

LEO EN UNA NOTA EN UN DIARIO de circulación nacional que la Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente (ASEA) sancionará gasolinerías en todo el territorio nacional que no cumplan con las normas. Y me parece que no sólo debe ser preocupación de dicho organismo. Que también debe ocuparnos a los conductores. Y exigir que se regule el control ambiental junto a la correcta cantidad y calidad del combustible que despachan las gasolineras del país. Esta medida impactaría en la proliferación del huachicoleo. Al someterse a análisis, las gasolineras estarán obligadas a rendir cuentas y esto impedirá que el huachicol sea pan de cada día.

Armando Ocampo Zambrano, titular de la (ASEA), dice en la nota que serían alrededor de 18 mil estaciones las que se regularizarían en una primera fase. El objetivo es hacer cumplir en la mayor medida posible la NOM-016, que entró en rigor desde su publicación en el Diario Oficial de la Federación. Norma que regula la calidad de los petrolíferos en la República Mexicana, emitida por la Comisión Reguladora de Energía (CRE). Tras leer la nota, de inmediato me puse a leer, como un automovilista, como muchos en el país, que hace todo lo posible por economizar la mayor cantidad de gasolina posible.

Desde hace unos años, cada vez son más las compañías que ofrecen la venta de combustibles en México. Tanto nacionales como extranjeras. Lo que ha desatado una competencia feroz donde el principal afectado es el medio ambiente. Y también el bolsillo de los consumidores. Eso, más la búsqueda de un combustible de calidad y derecho, más el huachicoleo, hacen que la batalla por el combustible en nuestro territorio parezca una escena de la película Mad Max. Y no, no es broma. Pero al reparto se ha sumado un nuevo personaje, la ASAE, que ojalá ponga orden en esta batalla que involucra lo económico, lo ambiental y la corrupción.

Como consumidor y como conductor de mi hija adolescente, a la que llevo a la universidad siempre que estoy en casa, he comenzado a poner atención a este asunto que antes me había pasado de largo. Porque muchas veces me ha tocado interpretar el papel de Max Rockatansky: recorrer los caminos en busca de una gasolinera que no vaya a traicionarme. Y a veces me he tardado muchos kilómetros en encontrarla.