LOS IMPRESENTABLES

Olvídense de mí: Borges

Olvídense de mí: Borges
Olvídense de mí: Borges Foto: Cortesía del autor

—A Ramón Gómez de la Serna ¿lo ha leído?

—Sí, lo he leído muchísimo. Y voy a decir algo herético. Creo que Greguerías fue la perdición de Gómez de la Serna. Es una lástima que perdiera su vida en esas burbujas.

—A Cortázar sí lo conoce usted…

—No, yo de Cortázar sólo conozco un cuento que le publiqué en Los anales de Buenos Aires que ilustró mi hermana. “La casa tomada”. Y después de eso, bueno, yo me he quedado ciego y no sé cómo disculparme de no haber seguido su obra. Nos encontramos en París. Intercambiamos unas frías y corteses palabras. Yo no lo he visto desde entonces.

—Mujica Lainez.

—Un gran escritor, desde luego. Y eso que cuando hablamos de Buenos Aires yo siento que hablamos de dos ciudades distintas, de dos mundos distintos. A Mujica Lainez le interesa la sociedad, le interesa el lujo, también. Le interesan muchas cosas que no me interesan a mí.

—Neruda.

—Bueno, yo descreo del socialismo y del comunismo. Pero, indudablemente, el comunismo fue muy útil para Neruda. Porque Neruda comenzó siendo un mediocre poeta sentimental y fue un gran poeta público.

—¿Ha leído usted a García Márquez?

—Sí, he leído Cien años de soledad, uno de los grandes libros no sólo de nuestro tiempo sino de cualquier tiempo. No conozco otros libros de él.

—Y Vargas Llosa.

—No, no lo conozco.

—¿Cuál es el más grande escritor para usted, el que más le ha impresionado?

—¿Del mundo? Y, bueno, hay un joven Virgilio que promete mucho.

—¿Shakespeare?

—Sí, pero creo que no le debo tanto a Shakespeare como a otros poetas ingleses. Es tan disparejo Shakespeare.

—Maestro Borges, todos esperamos que pasen muchos años, que volvamos a verle dentro de cuatro o cinco años…

—No, en cuatro, cinco años espero no estar.

—…que estemos en Estocolmo cuando le den algún día ese premio.

—Pues yo soñé… soñé esta mañana que me moría.

—¡No!

—Sí, que sentía una gran sensación de alivio. Me desperté de ese sueño en donde moría sintiéndome francamente feliz.

—Bueno, pero porque había sido un sueño…

—No, no. Porque sentí que me moría y eso era una evasión a la libertad.

—¿A usted le gustaría dejar aquí un breve testamento

de urgencia? ¿Querría usted dejar dicho directamente,

no a través de los versos, ni a través de los cuentos sino

a través…

—Sino a través de la televisión.

—…¿sino a través de la palabra viva? ¿Qué querría

usted dejar a todos sus amigos del mundo?

—Yo no tengo ningún mensaje. Les aconsejo que lean otros autores, que se olviden de mí. Es un consejo muy sincero, olvídense de Borges. Hay tantos otros, muy superiores.

Entrevista a Jorge Luis Borges por Joaquín Soler Serrano para Radio y Televisión Española, 23 de abril de 1980.

Olvídense de mí: Borges
Olvídense de mí: Borges ı Foto: Cortesía del autor