Fusiona géneros en nuevo disco

Meme del Real, un alquimista de la música

El compositor, cantante y multiinstrumentista lanzará el álbum en octubre; dice a La Razón que “Embeces” fue una experimentación lúdica; hace guiños al regional mexicano

Meme del Real, luego de la entrevista el viernes pasado. Fotos›Carlos Mora

Meme del Real, compositor, cantante y multiinstrumentista, es como un alquimista de la música. Crear canciones se vuelve todo un acto de experimentación en el que explora cómo podría escucharse el regional mexicano con la electrónica o el bolero con otras sonoridades. Así lo ha hecho en cada uno de los sencillos que formarán parte del disco en solitario que lanzará el mes de octubre.

En el más reciente tema, “Embeces”, a través de sampleos y un vocoder hace guiños al regional mexicano, género que “se ha sofisticado desde la ejecución hasta la apariencia”, comparte en entrevista con La Razón el integrante de Café Tacvba, quien en este próximo álbum explora de lleno su faceta en solista.

  • El Dato: Meme del Real se presentará el 25 de octubre en el Pulso GNP de Querétaro. El 22 de noviembre, en el Tecate Comuna

En el último sencillo “Embeces”, en la letra y música está el espíritu del regional mexicano. ¿Cómo llegaste a este resultado? Estoy habituado a eso, tanto en la composición como en la relación que tengo con ese género y otros. Realmente, para mí es pensar: ¿qué pasaría si ahora esta idea que tenía de traerla un poco a un contexto más electrónico, hip-hop o este otro tipo de ritmo? ¿Funcionará o no? El regional mexicano, por así decirlo ahora, pues es un término más moderno, porque antes era la música norteña, banda o la quebradita. Mi intención no era tratar de hacer una versión mía de este género, sino que desde hace años tenía la inquietud de mezclar música electrónica con regional o con norteña.

¿Tuviste colaboraciones con músicos en “Embeces”? La canción es de estudio, todo son sampleos y programación. Sampleos de un bajo sexto, luego soy yo haciendo unas trompetillas con un vocoder; esto suena como trompetas. Es como un ejercicio de laboratorio, de pensar: ¿cómo podría sonar una banda? Y eso es lo que pasó. Cuando presentamos la canción hace unos días, coincidió con este evento que se llama Los Guitarrazos, interpreté esta canción con los músicos de ahí, que son unas bestias increíbles, músicos fenomenales y superjóvenes.

¿Entrar al estudio para ti siempre es un acto de experimentación? Me atraen las nuevas herramientas que puedan servirme para transmitir una idea o un ritmo. Pero en principio, más allá de la cuestión tecnológica, es una cuestión de prueba y error, una cosa lúdica, decir: “Si esto se juntara con esto, ¿tiene sentido? ¿Funciona? ¿Cómo podría funcionar? A ver, intentemos. ¿La tecnología me puede ayudar?”. Por ahí empieza y de pronto comienza a cobrar sentido, pero, sin duda, es un ejercicio experimental. No tiene la formalidad o la responsabilidad de un experimento científico, porque en cualquier momento puedo renunciar o recomenzar, pero sí es como tratar de encontrar una solución a una idea, que muchas veces no resulta. En este caso, por lo menos para mí, resultó.

Hay guiños al regional mexicano. Hace poco un jazzista me decía que este género se ha sofisticado, ¿compartes esta opinión? Sí, se ha sofisticado sin duda. Ha ayudado a que una generación encuentre una voz y una conversación. En el regional se encontró este espacio, un lugar para comunicarse y tejer una gran comunidad. Hay contemporaneidad que hace mucho no veía, hay una generación superjoven que está profundamente entusiasmada con desarrollar y aprender a tocar instrumentos regionales o saber cómo se utilizan para el género regional. Se han sofisticado desde la ejecución hasta la apariencia; la estética toma la raíz de donde viene, pero es distinta. Me parece que tiene un discurso muy honesto y contemporáneo.

El cantante y músico, en la Ciudad de México. Fotos›Carlos Mora

Recientemente lanzaste “Incomprensible” en la que vas al terreno de los boleros, nos recuerdas a Agustín Lara... Después de que escuché “Incomprensible” dije: “Tiene medio a Agustín Lara ahí colado”. Pensé: “Si lo tiene, bendita la canción”. Nos guste o no, todos hemos escuchado, por lo menos aquí en México, una o más de una canción de Agustín Lara y habremos experimentado, compartido, vivido, a través de sus temas. Si de pronto sale algo de eso, digo: “Bienvenido, qué suerte”.

¿De dónde parte tu cercanía con el bolero? Siento que en Latinoamérica es difícil no haber estado cerca del bolero; es como si algún mexicano no hubiera comido alguna vez picante, sería muy raro. El bolero ha estado ahí, es como el picante, está siempre y va a seguir en todos los contextos sociales o culturales.

Es un género hermoso, no solamente musicalmente, sino emocionalmente; es compartir experiencias que resuenan y en las que nos vemos identificados. Traduce muy bien la intimidad de uno, una relación o un momento. Es entrar en un lugar más frágil, más silencioso tal vez, pero con una profundidad que no todos los géneros te pueden ofrecer.

Ahora que estás enfocado en tu proyecto solista, ¿qué lugar te gustaría tomar en la historia de la música mexicana? No lo pienso; con el grupo (Café Tacvba) tengo la oportunidad de llevar canciones; ya existe un ejercicio de compartir temas y encontrar que algunos de ellos tienen una resonancia, que me han acercado con el público. Me gustaría que me den oportunidad de seguir ampliando ese vínculo, reforzarlo con la gente. Creo que el público es como tener un amigo, pero dividido en muchos más. Vas conformando una relación fraternal, amorosa, de cariño. Las canciones son eso, el puente, la conversación. Si puedo profundizar en ese camino, estaré muy agradecido.