Larga vida al rey del barrio

Germán Valdés: 110 años del tin al tan

El actor es un referente de la cultura mexicana que trasciende el tiempo; cine, música, televisión forman parte de su increíble trayectoria

El actor Germán Valdés Tin Tan, caracterizado del mítico pachuco.
El actor Germán Valdés Tin Tan, caracterizado del mítico pachuco. Foto›Especial

El 19 de septiembre de 1915, a cinco años de haber iniciado la Revolución Mexicana, nació en una vecindad ubicada en la otrora calzada de Tlacopan —hoy, el Hotel de Cortés en la avenida Hidalgo— Germán Genaro Cipriano Gómez Valdés Castillo, quien seguramente, al recibir la nalgada de la partera para llenar sus pulmones de oxígeno, no lloró, sino que gritó: “¡Aquí está su pachucote!”.

CON LA MÚSICA POR DENTRO. El niño Germán Valdés creció en una familia en constante movimiento debido a que su padre, Don Rafael Gómez Valdés, era agente aduanal. Por lo mismo, durante su infancia vivió de la Ciudad de México al puerto de Veracruz, para después trasladarse a Ciudad Juárez, donde daría sus primeros pasos en eso de “la cantada y la actuación”, además de introducirse en la contracultura del pachuco que cimbraba la frontera entre México y los Estados Unidos en la década de los años treinta del siglo XX.

  • El Dato: Germán Valdés destacó como actor de doblaje para Disney en películas como Los Aristogatos, donde dio voz al gato O’Malley, y en El Libro de la Selva, donde fue Baloo.

Esto permeó al ya joven Germán, quien, al completo estilo de los “tirilones” pachucos de Ciudad Juárez, dominaba a la perfección la mezcla de idiomas inglés y español; lo que, sumado a sus dotes naturales para la comedia y la improvisación, le abrió las puertas para trabajar en la estación de radio XEJ, donde sería conocido como Topillo Tapas en su propio programa llamado El Barco de la Ilusión. Fue tal el éxito de Germán, que el empresario Jorge Maulmer y el ventrílocuo Paco Miller lo llamaron para incorporarse a la compañía de ambos en una gira por Estados Unidos y estados mexicanos de la frontera. Ahí, La Chiva —el otro apodo de Germán en esos tiempos— conocería todos los tejes y manejes del mundo del espectáculo y, lo más trascendental en su carrera y vida personal, a su hermano del alma Marcelo Chávez.

Gracias a la fama ascendente de la compañía –y en especial de la pareja, ya conocida como Tin Tan y su carnal Marcelo–, se les contrató para presentarse en la Ciudad de México en el mítico Teatro Iris el 5 de noviembre de 1943. Sobra decir el arrollador éxito que tuvieron, el cual puso a Germán en la mira de la gente del cine, siendo René Cardona el primero en ofrecerle un pequeño papel en su película Hotel de verano (1943). Posteriormente, fue Humberto Gómez Landero quien le daría el primer protagónico a Germán en la cinta El hijo desobediente (1945). Esta relación duraría cuatro películas más, en las que el director, que no supo reconocer el talento creativo y de improvisación del actor, lo encasilló en el papel del pachuco, con diálogos que se explotaban hasta el cansancio y le daban poco margen de movimiento. Pese a esto, Germán logró sobreponerse a todas esas incomodidades para adueñarse de la pantalla. Por fortuna, el golpe de suerte llegó pronto de la mano del creativo director Gilberto Martínez Solares.

  • El Tip: EL artista mexicano grabó temas como Bonita” de Luis Arcarás, para la película Músico, Poeta y Loco, y “Contigo” de Claudio Estrada, para la cinta El Rey del Barrio.

QUE ME PONGAN DONDE HAY. Cuando Martínez Solares ve actuar a Germán en el teatro, queda maravillado por la capacidad que éste tiene para la comedia y le ofrece el protagónico de la película que, a la postre, sería el parteaguas de la carrera de Tin Tan: Calabacitas tiernas (1948).

A partir de este momento se forma una de las parejas más sólidas y productivas del cine nacional, donde el director confió ciegamente en la improvisación de Germán, dejándolo interpretar libremente cada uno de los personajes que tuvo en las películas que hicieron juntos. Esto, además, les permitió alejarse del arquetipo del pachuco para transformarlo en un personaje de barrio, gracias también a los guiones que le sirvieron de base para desarrollar sus aptitudes naturales. Éstos fueron escritos por el actor y asesor de diálogos Juan García, El Peralvillo, quien dotó a Germán de todos los elementos del lenguaje y de la entonación popular para que los absorbiera y los dejara fluir durante sus interpretaciones.

  • 57 años tenía el actor y cantante cuando murió en la CDMX

Si bien es cierto que Germán trabajó con una enorme variedad de connotados directores, como El Indio Fernández, Bustillo Oro, Rogelio A. González, Tito Davison o Ismael Rodríguez, por mencionar unos cuantos, los trabajos que hizo con Martínez Solares dieron como resultado extraordinarias películas —tanto para el binomio actor-director como para el cine mexicano en general—. Además de Calabacitas tiernas (1948), sobresalen Yo soy charro de levita (1949), La marca del zorrillo (1950), El revoltoso (1951), El ceniciento (1951) y, por supuesto, la que es reconocida por académicos y críticos cinematográficos como la mejor película de su carrera: El rey del barrio (1951). Películas indispensables para comprender el fenómeno y la trascendencia de Tin Tan en el cine y la cultura mexicana de todos los tiempos.

Con un total de 106 filmes —desde el cortometraje El que la traga, la paga (1943) hasta La mafia amarilla (1972) junto a Blue Demon—, más de 100 grabaciones recopiladas en diversos discos, exitosas presentaciones en teatros y centros nocturnos con su carnal Marcelo, el récord extraoficial de ser el actor que más “chamacas” besó en el cine mexicano, y una personalidad divertida, anarquista, generosa, traviesa y profundamente erótica, Germán Genaro Cipriano Gómez Valdés Castillo forjó una carrera excepcional en la cultura mexicana. Todo ello gracias a su innata capacidad para encontrar el lado alegre de la vida, aplicarlo a sus pasiones y compartirlo con su familia, seres queridos y a un público que lo ha seguido con devoción —incluso hasta nuestros días— a lo largo de su siempre asombrosa trayectoria.

BUSCA LO MÁS VITAL. Y, por supuesto, no puedo cerrar este breve texto homenaje a la figura de Germán Valdés sin referirme a uno de los mejores libros biográficos que se han escrito sobre la vida y obra de quien se ganó a pulso un lugar inamovible en la cultura popular mexicana; me refiero a la biblia de nosotros los tintaneros de todos los tiempos: el libro Aquí está su pachucote… ¡Noooo!, de Rafael Aviña (2009), editado por la Dirección General de Publicaciones del Conaculta, de donde salió gran parte de la información de este tributo a Tin Tan.

Aviña nos ofrece una biografía impecable, no sólo para comprender el fenómeno de Germán Valdés Tin Tan en el cine mexicano, sino para contextualizarlo en un momento fundamental de la vida nacional, que trasciende el tiempo y permite que nuevas generaciones lo descubran con la misma frescura atemporal que lo caracterizó desde sus inicios. El libro de Rafael Aviña es, y será —al igual que el propio Germán—, único, necesario e irrepetible en la cultura mexicana.