Duelo y redención en pantalla

Ludwika Paleta enfrenta la pérdida en Después

La actriz comparte cámara con su hijo Nicolás Haza en un drama íntimo dirigido por Sofía Gómez; juntos exploran los límites del amor materno y el dolor que deja una ausencia

Ludwika Paleta, protagonista de la cinta. Foto: Especial

Ante la muerte incomprensible de su hijo, una madre busca respuestas en medio del vacío. Así arranca Después, la película que se estrena mañana en cines, dirigida por Sofía Gómez, protagonizada por Ludwika Paleta y su hijo Nicolás Haza, un retrato emocional sobre la pérdida, la maternidad y los secretos que se esconden en los vínculos más profundos.

La historia, escrita por Gómez junto al guionista Luis Briones, parte de una idea sencilla, pero inquietante: ¿cómo se reconstruye la imagen de alguien cuando ya no está? “Una persona es, en realidad, muchas personas. Es imposible conocerla por completo. Cuando alguien muere, no sólo se va esa persona, sino también la posibilidad de seguirla conociendo. Eso me impacta profundamente”, explica en entrevista con La Razón la directora Sofía Gómez.

  • El Dato: La música original tiene un papel clave, ya que representa la vocación frustrada del personaje.

Con esa premisa, la cinta se convirtió en una exploración de la memoria y del tiempo emocional posterior al duelo. La música, además, juega un papel central: “Es la vocación perdida del personaje principal. Habla de tantas mujeres que, por circunstancias adversas, sacrifican partes esenciales de su vida para criar a un hijo”, agrega la cineasta.

Para Ludwika Paleta, quien comenzó su carrera desde niña y ha interpretado todo tipo de personajes, Después significó algo más que un reto actoral: fue un viaje personal. “Compartir el set con Nicolás, quien es mi hijo y a quien amo más que a nadie, fue un regalo”, confiesa.

“Desde que conocí a Sofía hubo una conexión inmediata, una complicidad en la forma de contar las cosas. Éramos un equipo pequeño, pero con una pasión enorme. Nadie estaba ahí por compromiso, sino por amor al cine”, comparte.

La actriz destaca que el proceso fue difícil como profundamente honesto. “Carmen —mi personaje— vive situaciones límite, pero no quise actuar el dolor, sino sentirlo. Cada escena tenía una razón de ser y exigía un compromiso emocional absoluto. Fue un trabajo muy íntimo, casi terapéutico”, cuenta.

Su hijo, Nicolás Haza, coincide en que el desafío estuvo en trazar una línea entre la realidad y la ficción. “Lo más complejo fue distinguir nuestra relación de la de Jorge y Carmen. Encontrar similitudes, pero también marcar las diferencias, para que no se cruzaran los cables”, dice.

CINE QUE HACE FALTA. Sofía Gómez, Ludwika Paleta y Nicolás Haza coinciden en que Después pertenece a una generación de películas que apuestan por la emoción y la autenticidad, más allá de las fórmulas comerciales.

“Cada vez hay más diversidad y más voces que se atreven a contar desde distintos lugares. Yo vengo de Guadalajara, y me emociona ver proyectos que nacen fuera de la Ciudad de México. Eso antes era impensable”, resalta Sofía Gómez.

Ludwika Paleta, por su parte, celebra el auge de nuevos talentos, aunque no ignora los desafíos: “Cada vez hay menos estímulos, menos recursos, y hacer cine en México sigue siendo difícil. Pero por eso mismo, cuando encuentras proyectos como éste, que se hacen desde la pasión y la verdad, los disfrutas más. Me gusta participar en películas en las que, de entrada, nadie imaginaría que estaría. Son las que más me retan y las que más me llenan”.

Nicolás Hace añade una mirada esperanzadora: “El mexicano ha aprendido a crear con muy poco, y eso nos ha hecho ingeniosos. Si se nos dan más oportunidades y recursos, podemos hacer cosas increíbles. Lo importante es seguir tomando riesgos y no repetir fórmulas”.

En Después, madre e hijo comparten no sólo la pantalla, sino un ejercicio de vulnerabilidad. Una película sobre la pérdida, pero también sobre mirarse al espejo y encontrar una forma de seguir adelante.