Amor como el nuestro no hay dos en la vida

Amor como el nuestro no hay dos en la vida
Por:
  • adriana_gochez

El homenaje a José José en Miami fue sobrio, sin gente acompañando el cortejo fúnebre y con pocos fans afuera del auditorio; sin embargo, en México su público veía como una misión hacerle un auténtico homenaje. “Allá estuvo horrible, ahorita van a ver cómo es un tributo aquí”, sentenció a La Razón Marco Humberto Licea, un seguidor que encabezaba la fila para ingresar al Palacio de Bellas Artes, la cual llegaba hasta el Metro Hidalgo.

Que fuera la mañana de un día laboral no fue pretexto para que 35 mil personas  abandonaran su quehacer diario para dar el último adiós al Príncipe de la canción, en un magno homenaje por tres puntos de la ciudad: Bellas Artes, la Basílica de Guadalupe y el Parque de la China, en Clavería. En el inmueble de mármol la cita era a las 10:00 horas, pero desde las 22:00 horas del martes gente ya esperaba recibirlo.

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La calidez mexicana imperó: espontáneamente se formaban grupos que cantaban el soundtrack de su vida a todo pulmón:  “El triste”, “Almohada”, “Lo pasado, pasado”. Las porras se organizaban y los vecinos de fila compartían sus experiencias con la música del Príncipe: “con sus canciones me enamoré de mi esposo”, “‘Una mañana’, me mata” y “’40 y 20’ me llega mucho porque es autobiográfica para mí también”, era lo que se contaban como si fuesen amigos de toda la vida.

“Desde los 12 años soy su admirador, tenía una voz increíble; además, las letras de sus canciones eran muy profundas, para el amor, el desamor, la reconciliación de una pareja”, destacó Luis Daniel de la Vega, de 50 años. La señora María Guadalupe Ruiz, de 67 años, remataba: “sus canciones son muy románticas”.

[caption id="attachment_1027197" align="alignnone" width="696"] Fanáticas del cantante chintololo ven desbordantes de llanto, el paso de la carroza fúnebre hacia Bellas Artes.[/caption]

También en este tributo se tenía que demostrar que en la sangre azteca hay lealtad: “Sarita, no eres bienvenida en México”, decía una señora enojada.

“Las Saritas nunca entendieron la magnitud de lo que es ser un ídolo en México. Nos sentimos engañados porque sólo nos van a dar la mitad (de las cenizas)”, se quejaba  el señor Marco Humberto. Sonia Marlén Ángeles lo describía como una injusticia: “es un ídolo nacional y es de nosotros. Voy a comprar la piñata (de Sara) y la voy a destrozar porque no se vale”.

Al interior de Bellas Artes, centenares de flores blancas adornaban el vestíbulo donde los restos mortales del intérprete reposarían durante el homenaje, que arrancó a las 10:12 horas, pero fue 28 minutos después cuando los dolidos fanáticos del Príncipe pudieron entrar al recinto: el féretro dorado yacía en el centro del vestíbulo, con un micrófono de oro y rosas en el tope.

[caption id="attachment_1027196" align="alignnone" width="696"] Dentro del recinto de mármol se realiza una ceremonia solemne arropada por música de orquesta y mariachi.[/caption]

En ese momento la Orquesta Sinfónica Nacional ejecutó “La nave del olvido”, mientras Anel, exesposa del vocalista, y sus hijos mayores, Marysol y José Joel, realizaban la primera guardia de honor. En seguida resonó “Regálame esta noche”, al momento que Lucina Jiménez, titular del INBAL; Alejandra Frausto, secretaria de Cultura; Alfonso Suárez del Real, secretario de Cultura local; y Claudia Sheinbaum, jefa de Gobierno de la CDMX, efectuaban la segunda.

Los gritos eufóricos del público que lograba entrar para despedirse, desde lejos del vocalista, a siete metros de distancia del ataúd, se convirtieron en los coros de las canciones “Almohada”, “40 y 20” y “Tu primera vez”, interpretadas por el Ensamble de la Escuela de Mariachi Ollin Yoliztli. El triste andar de quienes portaban pósters gigantes, vinilos y playeras con motivos del Triste, fue alegrado por un el trío de huapango Sensontle, que tocó “O tú o yo” y “El gustito” en el característico ritmo huasteco.

“Éste es el verdadero homenaje que se merece, en su tierra y a la mexicana”, gritó entre lágrimas José Juan, quien desde las 6:00 horas esperó ansioso su turno para entrar al palacio. Otros entonaban al unísono “Volcán” y exclamaban: “¡sí se pudo!, ¡que viva José José!”

Finalmente, un mariachi y el Coro del Ballet Folclórico de México deleitaron a los presentes con “Lo que un día fue no será”, “El triste” y “Lo pasado, pasado”. Al sonar la estrofa “pido un aplauso para el amor”, todos hicieron reverberar el sonido de sus palmas en el imponente Palacio de Mármol. La canción con la que se despidió al Príncipe en Bellas Artes fue la nostálgica “Las Golondrinas”.

[caption id="attachment_1027193" align="alignnone" width="696"] Cientos de admiradores intentan entrar a Bellas Artes, a despedir al cantante, pese a que ya se había cerrado el acceso.[/caption]

A las 13:28, el ataúd fue preparado para salir del recinto. Mientras, cientos de fanáticos continuaban congregándose en la puerta occidente del inmueble con la esperanza de poder entrar. Desesperados intentaron dar portazo, se abalanzaron cuando elementos de seguridad buscaban cerrar las puerta.

Los demás se aglutinaron en la salida oriente, esperando con ansia la partida de la carroza, la cual salió a las 13:28, rodeada por miles de fanáticos que coreaban: “...los mares de las playas se van...”, le lanzaban flores. Inclusive una anciana logró acercarse lo suficiente al vehículo para rociarlo con agua bendita.

[caption id="attachment_1027190" align="alignnone" width="696"] La Basílica de Guadalupe se atiborra de fans de José José; rezan durante el acto religioso en honor al intérprete.[/caption]

SIEMPRE FUE GUADALUPANO. La próxima parada de la gira de despedida fue la Basílica de Guadalupe, donde desde mediodía sus fieles seguidores comenzaron a hacer fila. La única protección que tenían contra el devastador sol eran los carteles con la imagen del cantante: “vale la pena el bronceado, nos venimos desde Valle de Chalco, para despedir al Príncipe, nos vamos a dar la quemadota, pero vale la pena”, dijo un fanático, antes de continuar entonando “Vamos a darnos un tiempo”, en coro con otros visitantes.

Una estampa en la que se conjugaba el fervor religioso del mexicano con la entrega hacia un ídolo popular.

Los restos del cantante llegaron a las 14:00 horas.  El reloj monumental de la Plaza Mariana comenzó a tocar “El triste” para anunciar que se cumplía una de las últimas voluntades de José José.

Enseguida vinieron los rosarios de vivas y aplausos sobre el féretro colocado al pie del altar mayor, junto a una foto del intérprete. Al lado se encontraban sus hijos y exesposa.

La liturgia, ofrecida por monseñor Guillermo Moreno Bravo, fue acompañada por la Estudiantina de la Universidad de la Salle. Doce mil almas lograron entrar al templo. Las que se quedaron afuera se mantuvieron alrededor de las vallas de seguridad cantando temas como “Mi vida”, “He renunciado a ti” y echando porras: “¡Viva José José, sí se pudo!”

[caption id="attachment_1027195" align="alignnone" width="696"] Una mujer se desmaya a las afueras de la iglesia tras terminar la misa para el ídolo de la música romántica.[/caption]

Su presencia recordaba aquellos 12 de diciembre en que los devotos de la Guadalupana acuden a la Basílica a agradecerle o a cumplir mandas. En el recinto religioso las porras derivaban en “¡José, hermano, eres mexicano!”.

En el interior, los chiflidos resonaban al ritmo de “La Guadalupana”. Monjas esperaban despedirlo con flores, mientras una joven abrazaba a su madre, quien de la emoción no podía entonar las canciones que se había prometido interpretar ante los restos del vocalista.

Al finalizar la misa, a las 15:20 horas, todo era una extraña mezcla de fervor y fiesta: “Olééé, olé, olé, olé José, José”.

[caption id="attachment_1027192" align="alignnone" width="696"] Vecinos de la colonia Clavería rinden homenaje al intérprete, quien, en su juventud, habitó dicho barrio.[/caption]

LO RECIBEN COMO REY. A esa hora, miles de fans (cinco mil al final) que habían llegado horas antes a la efigie José José, en el Parque de la China, en la colonia Clavería, Azcapotzalco, lugar que vio nacer y crecer al Príncipe, no ocultaban su ansiedad por recibirlo, esta vez en cenizas, por última ocasión. La música de mariachi comenzó a las 14:00 horas, al igual que la vendimia de ramos de rosas, discos pirata con, al menos, presumían los comerciantes, 200 temas del intérprete, también  de fotografías, pósters y pañoletas con el rostro del ídolo, “de a 20 pesitos cada una”.

La anfitriona del homenaje afirmó eufórica a los presentes que la calle de Tebas ahora llevaría el nombre de José José. Enseguida, y con mayor intensidad con la que corearon “voy a saborear mi dolor”, los chintololos exclamaron al unísono “¡fuera Sara!, ¡fuera Sara!”, pues para ellos, la hija menor de su estrella, no es bienvenida ni en el barrio... ni en el país.

En la verbena, el joven Eliézer Flores, la voz romántica de Azcapotzalco, entonó, con un timbre vocal casi idéntico al de José Rómulo Sosa, “Vamos a darnos tiempo” y “Yo no quería amarte tanto”. La espera valió la pena: a las 15:45 la carroza fúnebre entró por la calle de Ignacio Allende y se detuvo frente a la estatua. Empleados de la funeraria García López asomaron un extemo del féretro para que los dolientes lo lloraran.

[caption id="attachment_1027189" align="alignnone" width="696"] Multitudes de admiradores del Príncipe, despiden eufóricos la carroza con los restos del cantante, en la Basílica, ayer.[/caption]

A las 16:08 la réplica de Cadillac 1928 partió de Clavería rumbo a su destino final: el Panteón Francés, donde José Rómulo Sosa Ortiz fue enterrado junto a su madre, Margarita. Cuando el espíritu del cantante abandonó el área, el candente sol fue ocultado por

melancólicas nubes.

El Dato:  Tuvo la música en la sangre: fue hijo  de José Sosa Esquivel, reconocido tenor de ópera, y de la concertista de piano Margarita Ortiz.

Con información de Por Raúl Campos, Ivan Mejía y Frida Sánchez