Estreno en cines

Maldición en el tercer piso, una entretenida casa embrujada

La película pasa del terror psicológico a escenas de violencia sangrienta, con toques de erotismo e ironía; se centra en la lucha del protagonista con sus vicios y su insano nuevo hogar

Maldición en el tercer piso
Maldición en el tercer pisoFoto: Especial
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Lo usual, a la hora de contar historias de casas embrujadas, es enfocarse en la manera en que éstas acosan y terminan por trastornar a quienes osan acceder temporalmente a ellas o incluso habitarlas.

En muy pocas ocasiones vemos sólidas exploraciones fílmicas de los vínculos que se establecen entre éstas tétricas construcciones y sus víctimas, y que se apunten en la línea de películas que van más allá del efectismo. De éstas encontramos en los puntos más altos la adaptación de El resplandor, la novela original de Stephen King que el célebre Stanley Kubrick llevó a la pantalla grande como una obra maestra.

En ese sentido, y guardando las debidas diferencias con los alcances de la ya mencionada cinta del también responsable de La naranja mecánica, es que Maldición en el tercer piso encuentra su principal acierto.

En esta producción, recurriendo a tomas fijas apenas acompañadas de movimientos sutiles de cámara, simulando miradas furtivas con perspectivas a ras de piso para recorrer los rincones de habitaciones carcomidas por el rezago y elaborando juegos simples pero inquietantes, a través de las rendijas y huecos en las paredes, el reflejo en los espejos y las puertas entreabiertas; el director Travis Stevens apuesta por generar miedo, conectando la lucha del personaje central en su afán de no ceder ante sus vicios y debilidades, con el insano palpitar de una construcción ubicada en los suburbios, durante las reparaciones que éste emprende —negándose a contratar profesionales en la materia—, previo a mudarse ahí de forma definitiva, junto con su esposa embarazada. 

Por otro lado, destaca que los sobresaltos no sólo eviten la total estridencia, sino que no sean el ingrediente principal, además de la naturalidad con que luego de plantearse como un vehículo de terror psicológico, pasa a escenas más explícitas en cuanto a sangre y violencia, que, si bien llegan a ser un tanto predecibles, van acompañadas de leves toques de erotismo e ironía y no debilitan el desarrollo de la trama, la cual está enfocada en la descomposición de personalidad del protagonista, inversamente proporcional a la revelación de la retorcida naturaleza del lugar, así como el sentido de su existencia, que se viste con lo erótico y lo grotesco.

Es una lástima que Maldición en el tercer piso, o Girl on the Third Floor —por su título original—, en algunas escenas llegue a caer en la explicación excesiva y no logre desarrollar una mayor profundidad, pero aun así se trata de una propuesta de género que cumple con sus pretensiones de entretenimiento, convirtiéndose en una buena opción para esta temporada de Halloween.

Además, que de paso se sujeta a la fórmula dejando la puerta abierta para una posible continuidad.