EL PREMIO NOBEL de Química fue otorgado ayer a Susumu Kitagawa, Richard Robson y Omar Yaghi por su labor en el diseño y desarrollo de estructuras moleculares llamadas marcos metálico-orgánicos o MOFs, por sus siglas en inglés.
Estas estructuras actúan como esponjas cristalinas: los iones metálicos y moléculas orgánicas se ensamblan espontáneamente para formar redes porosas con enormes áreas superficiales.
Las aplicaciones de los MOFs son muy prometedoras para la vida cotidiana y el medio ambiente: permiten capturar dióxido de carbono, retener gases tóxicos, purificar el agua separando contaminantes, e incluso recolectar humedad del aire en zonas áridas y descomponer residuos farmacéuticos persistentes.
La relevancia de los MOFs radica en que pueden convertirse en herramientas clave en la lucha contra la crisis climática, la escasez de agua o la contaminación química, acercando una vez más los avances científicos al bienestar social.

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