La Nochebuena es una de las plantas más populares en el mundo durante la temporada navideña, pero, paradójicamente, una de las menos asociadas con su lugar de origen: México. Antes de convertirse en el emblema de la víspera de la Navidad, los pueblos prehispánicos de nuestro país la conocían como cuetlaxóchitl y la utilizaban por sus propiedades tintóreas y medicinales.
Durante la época colonial, su floración natural en diciembre y el intenso color de sus brácteas facilitaron su incorporación a las celebraciones cristianas de estas fechas.
Ya en el siglo XIX, la flor cruzó fronteras cuando fue llevada a Estados Unidos, desde donde se difundió al resto del planeta como un típico ornamento navideño.

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Hoy, se comercializan en territorio nacional unos 35 millones de plantas al año y, al mismo tiempo, sigue siendo un recordatorio vivo de la riqueza botánica y cultural que México ha legado a través de los años.

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