Con la decisión tomada ayer por la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, de rechazar atraer el análisis de 13 demandas de amparo en contra de la reforma judicial, estos juicios y otros quedaron en el limbo, pues tendrán que ser desahogados en los juzgados federales y tribunales colegiados, instancias en las cuales, dicen los que saben, se vive una gran incertidumbre por los cambios que habrá de titulares y de personal de apoyo tras los comicios de junio del próximo año. Los integrantes de la Segunda Sala de la Corte, Lenia Batres Guadarrama, Javier Laynez Potisek y Alberto Pérez Dayán, no quisieron tomar la papa caliente que representaba decidir sobre una serie de demandas que fueron presentadas para frenar la reforma, pues estarían obligados a definir si las suspensiones emitidas por jueces de distrito están vigentes o no. Esos fallos, por lo tanto, seguirán en donde están, pero muy probablemente también, sin ser acatados. Así la cosa.