El 8 de marzo, fecha en la que se conmemora el Día Internacional de la Mujer, miles de mujeres salen a las calles, quienes entre consignas feministas, carteles y canciones, exigen justicia para aquellas mujeres que han sido víctimas de feminicidio, desapariciones y violencia de género.
Hay diferentes actividades y colectivas feministas que salen a marchar, entre quienes están las mujeres que conforman el bloque negro.
A diferencia de otros grupos que optan usar el color morado para vestirse, las integrantes del bloque negro usan prendas negras, una elección que simboliza tanto su anonimato como su compromiso para defender y visibilizar la lucha feminista.

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En varios espacios, a las integrantes del bloque negro se les ha criminalizado o señalado como “violentas”, pero lo que realizan en cada marcha va más allá: por medio de sus tácticas de iconoclasia buscan la visibilización de la violencia de género y la marginalización de mujeres que han sido ignoradas por el sistema y la sociedad.
La función del bloque negro y sus tácticas en las protestas
El bloque negro feminista juega un papel crucial en las marchas del 8 de marzo. En algunos casos, se conocen como “femistas radicales”; ellas suelen ubicarse en la primera línea de la protesta o se posicionan junto a otros contingentes para proteger a las manifestantes pacíficas de la represión policial.

Cada vez que hay algún disturbio o detectan que alguien está en peligro, el bloque negro se organiza para formar barreras físicas que resguardan el espacio de protesta, con esta acción fomentan entorno seguro para la libre expresión y participación activa.
Cabe señalar, que sus actos por los que son conocidas no se trata de vandalismo, si no que a través de romper vidrios o intervenir el mobiliario urbano, realizan iconoclasia.
Lo anterior se trata de tácticas deliberadas para llamar la atención sobre la violencia que sufren diariamente las mujeres y para exigir el cese de la impunidad. Estas acciones buscan romper con la narrativa tradicional y amplificar las voces de mujeres racializadas, indígenas, lesbianas, transgénero y no binarias, quienes a menudo quedan relegadas en el discurso feminista convencional.
Raíces históricas del bloque negro
El concepto de bloque negro derivó de los movimientos feministas de la segunda ola que surgieron en las décadas de 1960 y 1970 en Estados Unidos y Europa.
Según la historiadora del arte Charlotte Klonk, la frustración por la lenta evolución en la lucha por la igualdad impulsó a muchas activistas a adoptar tácticas más radicales, que incluían protestas, ocupaciones, huelgas y boicots contra instituciones que perpetuaban la opresión.
En la década de 1980, en Alemania, el término se popularizó cuando ciertos grupos de activistas comenzaron a utilizar de manera sistemática estas tácticas de confrontación directa contra el patriarcado y el sistema capitalista.
El bloque negro tiene un compromiso interseccional
Ser parte del bloque negro feminista va más allá de la iconoclasia. Las integrantes, en ocasiones, arriesgan su integridad física al enfrentarse a elementos de la Policía y se exponen a situaciones de riesgo, como el uso de gas lacrimógeno, con el fin de proteger a sus compañeras y garantizar que la protesta no se vea truncada por la represión.
Este colectivo no solo denuncia la violencia de género, sino que también se esfuerza por dar voz a las demandas de aquellas mujeres que históricamente han sido minimizadas o marginadas, de tal manera que promueven un cambio interseccional que aborde las múltiples formas de opresión.
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