El 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, se ha convertido en una fecha clave para reflexionar sobre los derechos de las mujeres y visibilizar las luchas feministas a nivel global.
En este contexto, uno de los conceptos que resuena entre las mujeres organizadas y las luchas feministas es la sororidad.
¿Qué es sororidad?
La sororidad, hace referencia al apoyo mutuo entre mujeres, especialmente en el contexto de la lucha contra la discriminación y la violencia de género.

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La palabra proviene del latín “soror”, que significa hermana, y expresa la idea de un vínculo de hermandad entre mujeres, más allá de las diferencias individuales, sociales, culturales y económicas.
Es un concepto que se opone a la rivalidad que históricamente se ha impuesto entre mujeres en diversas sociedades.

La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en su espacio de reflexión y estudio, ha abordado este tema con profundidad, destacando su importancia en la lucha feminista.
En ese sentido, la Coordinación para la Igualdad de Género en la UNAM señaló que “la sororidad va más allá y busca el libre desarrollo de las mujeres, así como mantener esa alianza en pro de eliminar la opresión, a fin de empoderar a todas. Es pieza fundamental para asegurar la efectividad de los derechos desde una perspectiva intercultural; promete la pacificidad de los procesos futuros por parte de las actoras y sus equipos de apoyo”.
En otras palabras, la sororidad busca crear redes de apoyo para que las mujeres se ayuden mutuamente, reconociendo sus luchas comunes, especialmente en un sistema que las margina y las pone en competencia.
Este concepto ha ganado fuerza en los movimientos feministas porque representa una manera de resistir a la desigualdad de género. En lugar de promover la competencia entre mujeres, como muchas veces lo dicta la sociedad patriarcal, la sororidad impulsa la construcción de comunidades solidarias, donde el bienestar de todas es el objetivo.
La UNAM sostiene que, en la actualidad, la sororidad es esencial para consolidar un movimiento feminista inclusivo, que no solo busque la justicia individual, sino también la colectiva.

Una de las razones por las que se habla tanto de sororidad en fechas como el 8M es porque el 8 de marzo es un día de lucha y, a través de este concepto, se impulsa una visión más inclusiva y colaborativa de lo que significa ser mujer en un mundo desigual.
En las marchas y manifestaciones del 8M, la sororidad se vive a través del acompañamiento, el apoyo emocional y la unión entre mujeres de diferentes edades, orígenes y circunstancias. Este espíritu de hermandad se extiende incluso a los hombres aliados del movimiento feminista, quienes son llamados a respetar, apoyar y defender los derechos de las mujeres.
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