Por años, Yessica creyó que su hijo Alex era invencible. Un niño travieso, risueño y lleno de energía que nunca se enfermaba. Hasta que un día, a los cuatro años, la noticia golpeó como un rayo: cáncer infantil.
“Sentí frustración, desesperación y miedo. Mucho miedo”, recuerda con los ojos enrojecidos.
Alex también experimentó el mismo sentimiento, añade su mamá, nunca había estado en un hospital en esas condiciones.

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“Gritaba, lloraba... jamás lo habían picado tantas veces. Él se vio saturado con todo eso, decíamos: ‘Es que no va a aguantar”, porque gritaba demasiado. Fue traumante para él y para nosotros”, recuerda.
Lo que siguió fueron días interminables en el Hospital Universitario, estudios, terapias, internamientos, quimioterapias... y facturas que no paraban de crecer.
- El Dato: Al año se diagnostican en México a 5 mil niños con cáncer, los más comunes en la infancia son linfomas, leucemias y tumores en el Sistema Nervioso Central.
En sólo tres meses, la familia había gastado casi 100 mil pesos, todo por mantener viva la esperanza.
¿Ya llevaban un gasto considerable antes de entrar al programa?
“Sí, bastante”, responde Yessica.
¿Recuerdas cuánto aproximadamente?
“Eran como 95 mil pesos. Fue mucho, porque desde el primer día que lo internaron comenzaron estudios y tratamientos. Estuvo tres meses hospitalizado, y la cuenta subía cada día”, agregó.
Fue en ese momento de desesperación cuando Yessica escuchó sobre el programa Cobertura Universal de Cáncer Infantil, liderado por la Secretaría de Salud de Nuevo León, bajo la dirección de Alma Rosa Marroquín Escamilla, e impulsado por el gobernador Samuel García Sepúlveda.
“Nos informaron que el gobierno de Samuel García había otorgado cobertura universal para niños con cáncer. En ese mismo momento lo inscribimos”, dijo.

La atención es gratuita, integral y oportuna a niñas, niños y adolescentes con cáncer, sin importar su situación económica, abarcando desde el diagnóstico temprano hasta el seguimiento médico constante.
Gracias a esta iniciativa, el tratamiento integral de Alex pasó a ser completamente gratuito, siendo atendido en el Hospital Regional Materno Infantil de Alta Especialidad.
“Cuando escuché que todo era gratis, al principio no lo creía. Pensé: ‘Claro que no, debe ser un gancho; me van a decir que sí, y después me van a cobrar’. Pero hasta la fecha, él no ha pagado nada, y nosotros tampoco hemos pagado ni un peso.
“Alex ya llevaba tres meses hospitalizado. En ese momento nos autorizaron darlo de alta del Hospital Universitario. Por cuestiones económicas, decidimos ingresarlo a otra institución de salud pública, pero no nos gustó la atención, así que optamos por regresarlo al Universitario y seguir pagando sus quimioterapias por nuestra cuenta”, recuerda.
¿Qué edad tenía Alex cuando comenzó todo esto?
“Cuatro años. Antes de eso, era un niño completamente sano. Nunca se había enfermado, ni se había caído de una cama o un árbol. Era muy notorio que algo no estaba bien cuando comenzaron los síntomas”, refirió Yessica.
Un programa con impacto real. Desde enero de 2022 hasta el 31 de marzo 2025, el programa ha transformado la vida de 527 niñas, niños y adolescentes como Alex, brindando cerca de 65 mil atenciones, seis mil 833 quimioterapias, 667 radioterapias y 47 trasplantes de médula ósea; además de 307 casos nuevos, 220 subsecuentes, seis mil 505 orientaciones y casi seis mil estudios de laboratorio.
Todo esto, sin importar la situación económica de las familias.
Este esquema de Cobertura Universal para niñas, niños y adolescentes con cáncer, ha logrado que Nuevo León reduzca la mortalidad por cáncer infantil en menores de 18 años.
De acuerdo a los datos presentados por la Secretaría de Salud, encabezada por Marroquín Escamilla, en el estado la tasa de mortalidad por esta enfermedad pasó de 5.61 en 2022, años en que se lanzó el programa, a 3.07 en 2024.
Una historia que pudo ser otra. Antes de entrar al programa, Yessica había considerado opciones privadas e incluso otros sistemas de salud pública, donde, según cuenta, la atención no fue adecuada o simplemente inexistente.
¿Qué crees que habría pasado si no existiera este programa?
“La verdad, muchas veces lo platicamos en familia. Si no hubiera existido el programa, la historia sería otra. A veces pienso que no lo hubiéramos logrado”.
Tocar la campana. Después de tres años de tratamientos, Alex tocó la campana que simboliza haber vencido el cáncer.
Hoy, con ocho años, volvió a ser el niño curioso, platicador y travieso que corre y juega como si nada hubiera pasado.
Incluso, practica tae kwon do y es fiel aficionado de los Tigres.
Yessica suspira de emoción, al agradecer que su hijo se recuperó y podrán celebrar más cumpleaños juntos.
“Todo el tiempo he pensado que él es un milagro, él es un milagro muy bien hecho”, expresa.
Gracias, desde el corazón. Cuando se le pregunta qué le diría a quienes hicieron posible este programa, Yessica no duda: “Gracias. Esa persona ya tiene ganado el cielo y más allá. Creo que no midieron la magnitud de lo que han hecho con las familias que hemos pasado por eso”.
Y para otras madres y padres que estén atravesando lo que ella vivió, su mensaje es claro: “El programa es real, existe, y puede cambiar el destino de sus hijos. Es una garantía de vida”.
¿En algún momento sentiste que estabas sola, antes de que alguien te ofreciera ayuda, como una enfermera, un doctor o una psicóloga?
“La verdad, nunca. Siempre contamos con una familia muy fuerte y unida en ese aspecto”.
¿Cómo se siente ver a tu hijo sano otra vez, corriendo, jugando, recuperando fuerzas?
“Muy satisfactorio. Es algo que ya no me imaginaba. Y de pronto, volver a verlo como un niño sano, es un milagro”.

