Con la mirada firme, de sonrisa afable, gesto sereno y emoción en los ojos, Carolina Carranza Farfán, originaria de Michoacán, forma parte de la generación de 337 guardiamarinas que se gradúan en la Heroica Escuela Naval Militar.
Ella forma parte de las 400 mujeres egresadas de dicha escuela que forma a las nuevas comandantas de la Marina Armada de México desde 2008. Tiene 24 años y está por comenzar el año de prácticas que la llevará a navegar los mares en los buques de la Armada de México.
Con su uniforme blanco impecable, su historia no sólo es la de una cadete más; es la de una joven que rompió inercias en su tierra, donde ni siquiera se hablaba de la Marina como opción de vida. “Me enteré por los rankings de confianza que publicaban, la Marina siempre aparecía en los primeros lugares, así que investigué cómo podía entrar. Descubrí esta escuela y me decidí”, relató en entrevista con La Razón.

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Su voz deja ver que ya no duda del camino recorrido, luego de cinco años de formación intensa, a unos metros de la mar veracruzana, en el poblado de Antón Lizardo, municipio de Alvarado, en el que se encuentra la Heroica Escuela Naval.
Al haber obtenido “compañerismo, disciplina, amor por la institución”, para lo cual su familia la apoyó siempre, ahora se prepara para el año de prácticas en altamar antes de regresar a presentar su examen profesional para el cargo de guardiamarina del cuerpo general con grado de ingeniería en sistemas navales.

