Los trasladan a exprisión en Louisiana, EU

Alejan a migrantes de cocodrilos; ahora los llevan a donde hay... osos

La llamada “Angola” fue escenario de hechos violentos y condiciones inhumanas, dicen activistas; suman al momento 51 internos, pero autoridades van por alojar hasta 400

Vista aérea del complejo Angola, ubicado en la Penitenciaría Estatal de Louisiana, el pasado miércoles.
Vista aérea del complejo Angola, ubicado en la Penitenciaría Estatal de Louisiana, el pasado miércoles. Foto: Especial

Activistas migrantes en Estados Unidos acusaron que el gobierno de ese país continúa su política de terror, luego de que la administración de Donald Trump eligió una conocida prisión en Louisiana para albergar a migrantes detenidos. “Los funcionarios prometieron bosques llenos de osos”, alertó Maite Arreola.

Líderes de diversas organizaciones dijeron a La Razón que la prisión de siete mil 300 hectáreas, “no es nueva, pero estaba en abandono”. Tiene más de un siglo de antigüedad y aún fue utilizada en las décadas de 1960 y 1970, siempre vinculada a graves violaciones de derechos humanos.

La activista afirmó que, en su momento, esta cárcel fue calificada como “una de las más sangrientas de EU, porque fue sede de actos de violencia, disturbios masivos, fugas, brutalidad, condiciones inhumanas y ejecuciones”.

  • El Dato: El edificio para migrantes fue renovado, pero el resto del complejo, formado por varios edificios, ha permanecido activo y alberga a 6,300 internos.

Arreola, de padres mexicanos y nacida en EU, dijo que como socióloga sabe que este tipo de prisiones no sólo son una violación a los derechos humanos, sino al derecho a la salud, ya que pensar que el humano puede ser atacado por un animal salvaje también repercute en las emociones, ya que la gente se encuentra expectante.

Mencionó que el complejo, ubicado en la Penitenciaría Estatal de Louisiana, es una inmensa prisión rural conocida como “Angola”, donde originalmente se llevaban esclavos y la finalidad ahora es llevar a “nuevos migrantes arrestados, que siguen siendo perseguidos y que ahora estamos alertados por este tipo de modelos de prisión que no sólo afectan a los migrantes, sino el medioambiente”.

Hasta el momento las autoridades han trasladado a 51 indocumentados a esta cárcel, tras un acuerdo entre el gobierno estatal de Louisiana y el de Trump, similar a los que se han firmado con Florida o Indiana, para expandir la capacidad de detención del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE).

En Angola, los migrantes estarán retenidos en una sección conocida coloquialmente como “El Calabozo”, ya que la mayoría de las celdas son usadas para confinamiento solitario, lo que para Betty Osceola, indígena del pueblo mikasuki, en EU, tiene una repercusión sobre los derechos humanos y el medioambiente.

La activista apuntó que la prisión de Louisina ya ha causado alerta entre la comunidad migrante y sus defensores, ya que el gobierno resaltó que están listos para trasladar a 200 indocumentados, mientras que el gobernador realiza labores de apoyo para incrementar la capacidad a 400 camas, “en un lugar que es inviable y poco habitable para un humano”.

Recordó que el jueves se realizó una redada con la participación de varias agencias en la planta Hyundai Metaplant, en Georgia, que resultó en la detención de 475 personas, y dijo que esto seguramente tiene que ver con la firmeza que tiene este gobierno en sus estrategias, que “son aterradoras y devastadoras”.

“Tras la histórica asignación de fondos para la agenda antimigratoria de Trump, incluida en el paquete presupuestario aprobado por el Congreso el pasado julio, el DHS ha intensificado sus esfuerzos para alcanzar la meta de contar con 80 mil camas adicionales para la detención de migrantes que serán llevados a centros como éste (Angola), donde, ahora, además de caimanes, hay presencia de otra fauna, como osos”, dijo.

Osceola quien fue dura crítica de Alligator Alcatraz, recordó que actualmente EU mantiene tras las rejas a más de 61 mil 200 migrantes, “el número más alto en varios años”, y enfatizó que casi la mitad de éstos, un 45 por ciento, no tiene antecedentes criminales, según datos recopilados por Austin Kocher, investigador de la Universidad de Syracuse.