Cuando muchos pensaban que ya habían perdido al senador de Morena, Gerardo Fernández Noroña, ayer él nos hizo ver que sigue siendo el mismo. Por la mañana generó un gran escándalo al denunciar que su casa de Tepoztlán había sido robada. El desmentido llegó a través del secretario de Seguridad y Protección Ciudadana de Morelos, Miguel Ángel Urrutia, quien aclaró que el delito se cometió en un “domicilio contiguo” al que habita Noroña. Dijo que el hurto lo cometió un sólo individuo, quien se metió por una ventana a la propiedad. Después el morenista tuvo que reconocer que, en efecto, la casa robada fue la de quien le vendió la suya, pero le metió más grilla, al sugerir que los rateros quizá buscaban el contrato de compra-venta. Cualquier estudiante en temas de seguridad sabe que cuando alguien busca sustraer documentos no se lleva ninguna otra cosa, a menos que el ladrón del que hablamos tuviera frío y hambre, pues se llevó siete chamarras y un salami. Uf.

