El que, cuentan, tuvo que tomarse bien en serio su propia máxima, esa que habla de la “paciencia, prudencia, verbal contingencia...”, fue el exgobernador de Veracruz, Javier Duarte, quien ayer estuvo cerca de acariciar la libertad, con todo y las acusaciones por corrupción, desvío de recursos públicos y operaciones con recursos de procedencia ilícita, por las cuales ha cumplido casi toda su sentencia. A Duarte parecía sonreírle el destino cuando la audiencia para resolver su libertad anticipada “por buena conducta” se adelantaba. Nos dicen que pasaron nueve largas horas mientras se desahogaban los argumentos hasta que... la parte acusadora, la FGR, pidió un nuevo aplazamiento para tener la oportunidad de citar a seis testigos, con los que pretende demostrar que dejar libre al exmandatario, aun cuando ya le falta poquito para cumplir su condena, sería una afrenta para la justicia mexicana. La nueva fecha que sería definitoria es el 19 de noviembre. Pendientes.
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