Con talleres tipo AA, hombres que tocaron fondo por violencia redefinen su masculinidad

Desde hace tres años, Pablo (nombre ficticio para preservar su identidad) se aleja de su casa cada vez que siente que no puede contener su ira o sus celos. No quiere violentar a su familia. Espera no gritar, por eso debe apartarse al menos un par de horas. Salir de escena es una forma de contención de la violencia, una técnica que aprendió en un grupo de hombres que buscan erradicar su machismo.

Pablo no llegó ahí por gusto. Durante años, él ejerció violencia, por lo que su esposa le pidió el divorcio, ante lo cual, él decidió ir al grupo de hombres que buscan “reaprender” cómo ser hombres, pero sin violencia y sin machismo.

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“No me di cuenta de la violencia que ejercía hasta que casi pierdo a mi familia. Buscamos ayuda y encontré este grupo, donde comenzamos a confrontarnos contra nuestros propios demonios”, comentó a La Razón.

“Los hombres, cuando queremos tener un proceso de cambio, es porque la pareja nos dice ‘ya no quiero, ya no puedo más’, o llegan a casa y la pareja ya no está”

Gabriel García

Integrante de Hombres por la Equidad

El círculo al que asiste el hombre de 47 años se parece al de Alcohólicos Anónimos, pero en lugar de buscar eliminar la bebida de sus vidas, los asistentes buscan desaprender la masculinidad machista y dominante que les fomentaron desde la niñez.

La mayoría de quienes llegan a estos grupos, lo hacen porque han pasado una crisis y enfrentan un ultimátum de su familia o pareja, explica Gabriel García, integrante de Hombres por la Equidad.

“Los hombres, cuando queremos tener un proceso de cambio, es porque la pareja nos dice ‘ya no quiero, ya no puedo más’, o llegan a casa y la pareja ya no está. Casi todos los hombres llegan después de esto”, agregó.

García explicó que existe una gran diversidad de grupos de hombres que buscan el cambio, con diferentes enfoques y metodologías, algunos sólo combaten la violencia, otros tienen un programa terapéutico.

“No me di cuenta de la violencia que ejercía hasta que casi pierdo a mi familia. Buscamos ayuda y encontré este grupo, donde comenzamos a confrontarnos contra nuestros propios demonios”

Pablo

Testimonio anónimo

Sin embargo, agregó, para que un hombre machista se deconstruya y reaprenda a ser un hombre, no basta con asistir a estos grupos ni tener voluntad de cambio, sino que debe haber un trabajo continuo, responsabilizándose de sus violencias y dejando a un lado los privilegios que tiene desde su nacimiento por ser varón y “renunciar al pacto masculino, como solapar las violencias de otros hombres”.

“La renuncia de los privilegios y, por tanto, del poder, es una de las cosas que más cuestan trabajo. Estamos tan acostumbrados a ser hombres de privilegios, que la idea de renunciar a ello es terrorífica, porque pareciera que lo que sigue es la nada”, añadió.

Iván Estrada, psico-educador quien trabaja con varones que buscan una alternativa a la masculinidad, dijo que muchos hombres fueron educados con modelos tradicionales, violentos y hegemónicos basados en el machismo; sin embargo, aún queda mucho trabajo para desarrollar modelos adecuados para poder ser personas responsables y no violentas.

“Los hombres somos responsables de nuestras violencias, omisiones y privilegios, tenemos que generar herramientas para el cambio, por eso creo que puede ayudar la terapia personal con perspectiva de género, la re-educación y desarrollar nuestro yo interno, porque si no cultivamos otra forma como sujetos, la masculinidad siempre nos va a alcanzar, la violencia y las consecuencias de ello”, declaró Estrada.

El educador agregó que muchos varones que siguen trabajando en sí mismos, se reconstruyen como mejores personas, descubriendo un mundo que siempre estuvo ahí pero que no veían, tienen un mejor entendimiento de las condiciones de desigualdad y pueden tener relaciones interpersonales más responsables, nutritivas y profundas.

–Este artículo fue actualizado con la cita de Iván Estrada