Un ataque de presuntos insurgentes en Cachemira, India, dejó al menos 28 turistas muertos y 13 heridos.
El atentado coincidió con la visita de cuatro días a la India del vicepresidente de Estados Unidos, JD Vance, y la llegada del primer ministro, Narenda Modi, a Arabia Saudita para fortalecer la relación bilateral. Además se da tras un discurso belicoso de Asim Minir, jefe del ejército paquistaní, bastión de los terroristas. El Frente de resistencia se atribuyó la agresión.
Los sobrevivientes narraron que unos seis extranjeros con uniformes militares identificaron a sus víctimas por su religión. Les pidieron que dijeran sus nombres y recitaran versos islámicos antes de dispararles a quemarropa, alegando que no eran musulmanes.

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Los hechos ocurrieron en la localidad de Baisaran cuando las víctimas paseaban por una pradera ubicada en los alrededores de la ciudad de Pahalgam, ubicada a apenas medio centenar de kilómetros de la capital regional.
El sitio que sólo es accesible a pie o caballo es frecuentado por visitantes locales y de otras partes de India por sus praderas, por lo que los heridos más graves tuvieron que ser trasladados al hospital en helicóptero, mientras que los más leves bajaron caminando.
Tras el atentado, las fuerzas de seguridad acudieron al lugar, pero no hubo detenidos.
Cachemira es objeto de disputa entre la India y Pakistán desde la partición de ambos países del imperio británico en 1947. Ambos países han librado varias guerras y otros enfrentamientos de menor entidad por el control de este territorio.
Desde 1989 la región se ha sumergido en una revuelta armada contra el dominio de Nueva Delhi, un conflicto en el que han muerto decenas de miles de personas, mientras la India acusa a Pakistán de ser cómplice de la insurgencia e Islamabad lo niega.

