Estados Unidos desplegó bombarderos furtivos B-2 en la isla de Guam, en el Pacífico, sin que se aclararan las intenciones de este sobrevuelo, aunque ocurre en un momento donde crecen las tensiones en Oriente Medio por posibles acciones militares contra sitios nucleares iraníes.
Fuentes estadounidenses que hablaron bajo condición de anonimato a la agencia Reuters confirmaron que la Casa Blanca evalúa la posibilidad de involucrarse en los ataques que Israel ha lanzado contra Irán, con el objetivo de disuadir la continuidad su programa nuclear.
Sin embargo, precisaron que todavía no hay órdenes para que los B-2 se trasladen a otras bases fuera de Guam.
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Según reportes citados por otras agencias internacionales, los bombarderos B-2 partieron de la base aérea de Whiteman, en Missouri, acompañados por ocho aviones cisterna KC-135 que les brindan reabastecimiento aéreo.
Los vuelos fueron detectados por sistemas de rastreo y se presume que su destino eventual podría ser la base británico-estadounidense de Diego García, en el océano Índico, por su ubicación estratégica para operaciones en Oriente Medio.
Al respecto, expertos en defensa señalaron que el B-2 es el único avión estadounidense capaz de penetrar sistemas avanzados de defensa y lanzar la GBU-57 Massive Ordnance Penetrator, una bomba diseñada para destruir objetivos fuertemente protegidos bajo tierra.
Esta munición puede perforar hasta decenas de metros de concreto y roca, por lo que sería fundamental para neutralizar sitios como la instalación nuclear de Fordow, en Irán.
Por otro lado, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, afirmó que las fuerzas armadas de su país pueden alcanzar todas las instalaciones nucleares iraníes, sin importar si Estados Unidos decide sumarse a la ofensiva.
En este escenario, el presidente Donald Trump aseguró que tomará una decisión sobre la participación directa de Washington en un plazo de dos semanas, al tiempo que reconoció la posibilidad de entablar negociaciones diplomáticas con Irán antes de tomar una determinación definitiva.
La situación es observada con atención por la comunidad internacional, ante el riesgo de que un eventual enfrentamiento entre Estados Unidos, Irán e Israel afecte la estabilidad regional y los mercados globales de energía.
Con información de Reuters y The Irish Times.
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