A dos años del ataque de Hamas contra Israel el 7 de octubre de 2023, que dejó mil 200 muertos y más de dos centenares de rehenes, la Franja de Gaza atraviesa su etapa más oscura. La ofensiva israelí que siguió al asalto ha transformado el enclave en un territorio devastado, donde la infraestructura civil, sanitaria y alimentaria colapsó casi por completo.
El Ministerio de Salud gazatí reporta 67 mil 173 muertos, de los cuales 20 mil 179 son niños, además de más de 169 mil heridos. Estas cifras, consideradas por la ONU como creíbles y probablemente subestimadas, evidencian el deterioro humanitario más grave en Medio Oriente en décadas. La organización médica de Naciones Unidas advirtió que “el número de víctimas podría ser hasta 40 por ciento mayor”, debido a los cuerpos aún sepultados bajo los escombros y las muertes derivadas de la hambruna.
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El conflicto, iniciado tras el asalto de Hamas al sur de Israel, desató una represalia militar que no se ha detenido en dos años. Ciudades enteras, incluido Gaza capital, han sido arrasadas. Los ataques aéreos y terrestres se combinan con un bloqueo que impide el ingreso suficiente de alimentos, medicinas y combustible. El resultado es una emergencia humanitaria sin precedentes: hospitales fuera de servicio, campos improvisados y miles de desplazados sin refugio. El Ministerio de Sanidad gazatí calificó la situación como un “colapso total de los polares de la existencia humana”, y denunció un “genocidio sanitario”. De los 38 hospitales del enclave, 25 dejaron de operar y los restantes funcionan de manera parcial. La tasa de ocupación hospitalaria supera los 225 por ciento.

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OPORTUNIDAD HISTÓRICA. Por su parte, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aseguró ayer que su gobierno “hará todo lo posible” para lograr un alto al fuego y garantizar la seguridad de todas las partes. En una reunión con el primer ministro canadiense, Mark Carney, afirmó que “existe la posibilidad real de alcanzar la paz en Oriente Medio” y que las conversaciones con Egipto y Catar abren “una oportunidad histórica para Gaza”.
En tanto, el enviado especial estadounidense Steve Witkoff y el asesor presidencial Jared Kushner viajaron a Egipto para sumarse a las negociaciones que se desarrollan en Sharm el Sheij, quienes permanecerán ahí hasta que se alcance un acuerdo “para liberar a los rehenes y poner fin a la guerra”, donde representantes de Israel y Hamas participan indirectamente con mediadores árabes. Estas conversaciones, según diplomáticos egipcios, son “las más prometedoras” desde el inicio del conflicto.
Por su parte, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, advirtió ayer que “Israel seguirá actuando para alcanzar todos los objetivos de la guerra”, entre ellos “la eliminación del dominio de Hamas”. En un mensaje conmemorativo del segundo aniversario de los ataques, afirmó que su país libra “una guerra por nuestra existencia y futuro”.
Mientras que Hamas anunció desde Egipto su disposición a entregar las armas a un comité palestino-egipcio, pero rechazó de forma tajante la idea de un gobierno internacional de transición en Gaza. Según fuentes palestinas, el movimiento exige la retirada completa del Ejército israelí, un cese al fuego permanente y garantías de que Israel no reanudará las operaciones militares una vez liberados los rehenes.
El portavoz de Hamas, Fawzi Barhoum, insistió en que “sólo habrá acuerdo si el fin de la guerra es definitivo”. El grupo también reclama la entrada sin restricciones de ayuda humanitaria, el regreso de los desplazados y el inicio inmediato de la reconstrucción, bajo supervisión de un comité nacional palestino.
El grupo terrorista ha pedido además “aclarar los mecanismos y plazos” del plan de Trump y obtener garantías directas de Estados Unidos sobre la seguridad de sus líderes.
PRESIÓN GLOBAL. En varias ciudades del mundo, desde Londres hasta Estambul, así como de América Latina, miles de manifestantes salieron a las calles para exigir un alto al fuego y el fin del bloqueo sobre Gaza. En la capital británica, estudiantes y activistas marcharon con pancartas que recordaban los nombres de las víctimas, pese a llamados del primer ministro Keir Starmer para cancelar las protestas.
El apoyo que al principio era para Israel, ahora pertenece a Palestina debido a la intensificación del deterioro humanitario. En EU, organizaciones civiles pidieron a la Casa Blanca condicionar su apoyo militar a Israel al cumplimiento de estándares de derechos humanos, mientras que en Europa exigen sanciones por posibles crímenes de guerra.

