El proyecto, asesorado por la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA) y con el respaldo de las agencias espaciales de Canadá y México, utiliza sensores en el espectro de microondas, algoritmos físico-matemáticos y muestreos en campo para monitorizar la humedad del suelo. Su meta es identificar patrones climáticos y variaciones térmicas, con el fin de elevar la producción agrícola en México e impulsar los programas de seguridad y soberanía alimentaria.
El doctor Alejandro Monsiváis Huertero, de la ESIME Unidad Ticomán, coordina el proyecto LOSRUSAT (Logro de la Sustentabilidad Rural a través de la Aplicación de Tecnología Satelital), iniciado en 2014 en colaboración con la NASA y las agencias espaciales de Canadá y México. Su propósito es evaluar los efectos del cambio climático y medir la humedad en suelos agrícolas de los tres países.
Monsiváis explicó que LOSRUSAT busca determinar el volumen de agua disponible para la agricultura, con el objetivo de garantizar la sustentabilidad alimentaria y fortalecer programas de autosuficiencia y atención a la pobreza rural, como Sembrando Vida y los programas de Soberanía Alimentaria del Gobierno de México.

Banxico ve apresurado pensar en que México está en estanflación

Mediante un convenio entre la NASA y la Agencia Espacial Mexicana, un equipo del IPN —dos profesores-investigadores y dos estudiantes de maestría— se capacitó en Iowa, Estados Unidos. Allí aprendieron a validar datos satelitales con trabajo de campo: un satélite, un avión y varios drones permitieron evaluar la humedad real del suelo. En laboratorio, procesaron muestras siguiendo protocolos diseñados por especialistas de la agencia espacial estadounidense.
“La tecnología satelital ofrece visión amplia, rapidez y gran precisión”, afirmó Monsiváis. Explicó que los sensores de microondas penetran la vegetación hasta el suelo y miden la emisividad, variable clave para calcular la energía emitida por la superficie terrestre. Luego, los algoritmos estiman la cantidad de agua presente en el suelo.
La primera implementación tuvo lugar en Huamantla, Tlaxcala, una zona maicera clave. El equipo analizó cinco tipos de suelo a lo largo del ciclo de cultivo. Posteriormente, expertos de la NASA validaron los levantamientos y autorizaron su réplica en México. También aplicaron la metodología en los Valles Centrales de Oaxaca, región con alta dependencia agrícola. Gracias a estos estudios, obtuvieron estimaciones de humedad precisas para el país.
Actualmente, el IPN instaló cinco estaciones de monitoreo en Oaxaca, equipadas con sensores de humedad, temperatura y lluvia. En tres años reunió datos que evidencian cambios en los patrones de precipitación de la región, ofreciendo información fundamental para asegurar la soberanía alimentaria de México.
am
