Cimarrona en el bote y Sofía Vergara

Karla

Entre dormida y amodorrada suena el celular: contesto con voz aguardentosa de amanecer encandilado. “¿Niña, no sabes lo qué pasó?”: dice la voz del otro lado de la línea: reconozco a la Feliposa. “No niña, no sé nada, ¿qué pedo: tú estás bien? ¿Pasó algo en el cuartel? Anoche no pude ir. Todavía me duele un poquito la cadera”, respondo. “¡Ay, Karla! Tú siempre tan despistada. Cuando te diga no lo vas a creer”. “Bueno dime ya, Feliposa. ¿Me despertaste para tenerme suspensa y atribulada?” “Niña, espérate... Toma aire, respira profundo. Sujétate de la cabecera. ¿Estás en la cama o te paraste? Lo que te voy a decir es un chisme grueso”, prosigue la Feliposa cual relatora de TVyNOVELA. Silencio de unos segundos que se me hace eterno. “Ahí te va: aguántate duro. Espero que hayas exhalado varias veces y que tengas aire suficiente de repuesto en los pulmones. Niña, metieron al bote a la Cimarrona”. “¡Qué...! Una extorsión de los polis de Tlalpan: no tenía lana y se aprovecharon de ella”, comento sorprendida. “No, mi amiga... Ahora sí que la agarraron con la masa en las manos o las manos con la maza o como se diga...”, contesta burlona la Feliposa. Se corta la llamada en el momento mejor del diálogo.

Tomo mi yogurt con nuez, me como mi naranja con hollejo para evitar estreñimiento y me preparo para el baño. Suena el teléfono fijo. Otra vez Feliposa. “Niña suelta ya. ¿Qué le pasó a la Cimarrona? Me tiene confundida y volcada desde hace media hora que llamaste...”. “Ahora sí, ahí te va. Pues la Cimarrona y un cómplice robaban tarjetas de créditos a señoras ricas distraídas en el Centro Comercial Santa Fe. Así como te lo digo, así como te lo canto y te cuento... ¿Qué te parece la Oaxaqueña? “¡No lo puedo creer!”, exclamo sorprendida. “Tú sabes que ella es bonita, con esas extensiones de trenzas negras, coquetona, graciosa. El tipo que la acompañaba se hacía pasar por su marido y entretenía a las señoras mayores. Mientras, la Cimarrona hurgaba en su bolsa y sacaba la billetera o las tarjetas de crédito o el efectivo... Así como te lo digo, mi amiga, así como te lo canto”. “A mí nunca me dio buena espina; no sé, mi intuición veracruzana me decía que esa muchacha andaba en algo raro”, le confieso a la Feliposa. “Pues, sí. ¿Te acuerdas, el año pasado, cuando fuimos con los ejecutivos de Wal-Mart al departamento de la Anzures y se perdieron carteras y relojes de marca y cadenas de oro y ella se fue temprano? Fue ella, ¿quién más?”, apunta Feliposa. “Bueno, mi amiga me voy a bañar. Esta tarde hablamos con calma y me das más detalles cimarrones”. Cuelgo el fon, bostezo, me acaricio las caderas adoloridas y entro al chorro de agua tibia.

Reviso mis emails. Entro un rato a You Tube. Hojeo La Razón. En You Tube me entero que la travesti argentina Mariana Rodríguez se acostó con el delantero del Boca Juniors, Andrés Chávez: la Rodríguez subió un video en que el futbolista duerme semidesnudo y ella le besa la espalda. Vaya que estamos dando lata donde quiera. El travestimos llegó para quedarse. Qué pena que la Cimarrona se dedicara a eso de robar tarjetas.

El otro día agarraron a un señor acicalado de mujer en el Metrobús: no era travesti ni mucho menos. Se ocultaba así para viajar en el espacio donde van las féminas y se aprovechaba de ellas: manoseándolas en la aglomeración de la hora pico. Parece que una sintió el bulto duro en sus grupas, se dio cuenta que eso pertenecía a un caballero y gritó: no se sabe si de placer o extrañada por semejante cosa erecta poco escasa en sus noches matrimoniales. Al tipo se lo llevaron, peluca en mano, labios rojos despintados, pestañas caídas, rímel deshecho y vestido de algodón con huellas de semen en los frunces.

Hoy pienso disfrazarme de Sofía Vergara, la artista de televisión mejor pagada del mundo. Quiero envolverme de blanco con escote provocativo como se vistió la colombiana en la entrega de los premios Emmy. Mi cliente panameño, el que huele a niño, me dijo que su sueño era acostarse con ella. Lo voy a complacer. El me dirá después a quién prefiere. Esta noche voy con todo. La semana próxima les cuento.

Temas: