LAS BATALLAS

Intervención vs Inacción

Francisco Reséndiz
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón
Francisco Reséndiz *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón Foto: larazondemexico

El presidente Donald Trump ha desplegado una enérgica estrategia para golpear a México a través de poderosos sindicatos en tres de las principales cadenas productivas más importantes de nuestro país: la minera, automotriz y acerera, a fin de atender las demandas de sus sectores duros de votantes y presionar al gobierno mexicano en la renegociación del T-MEC.

Nos comentan que para implementar esta estrategia, el gobierno trumpista ha echado mano de sindicatos que representan a los sectores más duros de sus votantes y que valiéndose del acuerdo comercial vigente de América del Norte empujarán cláusulas de protección laboral y demandas legales para debilitar a estas tres industrias, claves en las cadenas de valor regional.

Otro objetivo, de acuerdo con expertos internacionales de Hogan Lovells en México, consultados por este columnista, es cambiar la ecuación de esas cadenas de valor hacia un escenario impuesto por el propio presidente de Estados Unidos contra las empresas e industrias mexicanas que han eclipsado a las de sus principales votantes.

Y mientras pasa el tiempo y avanza Trump, México no tiene a sus principales líderes negociadores trabajando en Washington.

Pero hay más que México no tiene en DC para enfrentar o contener siquiera, la estrategia trumpista. El gobierno mexicano dejó de tener un lobby en el Congreso de los Estados Unidos , además de que con el cierre de ProMéxico se canceló la posibilidad de hacer política, construir alianzas y defender los intereses de nuestro país en otras naciones, entre ellos EU.

ProMéxico no sólo se encargaba de promocionar al país para atraer inversiones y turismo, sino además defendía los intereses mexicanos y sus puntos de vista ante otras naciones y sectores económicos, era un instrumento para apuntalar el trabajo de las embajadas, pero que se fue al garete por ser considerado un gasto innecesario por el anterior gobierno federal.

Así, ante una intervención impulsada desde el proyecto de Trump —a través de poderosos sindicatos de las ramas acerera, minera y automotriz—, México no tiene un verdadero representante que opere y construya alianzas con sectores que puedan convertirse en apoyos para nuestro país en una negociación que cambiará la ecuación geopolítica regional y mundial.

Y el escenario, desde la visión de los consultores internacionales, se complica, porque quizá por razones ideológicas o de desconfianza, no han contemplado incluir a los expertos que construyeron por primera vez el T-MEC pese a Trump y que hoy habrán de construir el T-MEC 2.0 pese a un mismo Trump pero recargado en su hostilidad contra México.

Pero en esta ecuación hay más ingredientes y no está fácil para nuestro país, siempre gracias a Trump:

El tema migratorio generará grandes presiones financieras, sanitarias y de seguridad a México ante la militarización de la frontera y el cierre al paso a los viajeros que vienen del sur en busca de ingresar a Estados Unidos con la idea de tener una mejor calidad de vida.

Además, la decisión de clasificar a los grupos de narcotraficantes como terroristas implicaría no sólo eventuales incursiones de militares de elite para actuar contra los capos de la droga sino ir contra todos aquellos que, quizá sin saberlo, hayan apoyado las estructuras financieras que operan estos criminales en México.

En fin, hay preocupación por la intervención de Trump y la inacción de los líderes negociadores mexicanos.

RADAR

¿Ante Trump, México volteará a ver a China?, al tiempo lo sabremos.