LAS CLAVES

Centenario de Rubem Fonseca

Carlos Olivares Baró. *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Carlos Olivares Baró. *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: La Razón de México

Centenario de Rubem Fonseca (Minas de Gerais, 11 de mayo, 1925–Río de Janeiro, 15 de abril, 2020), quien sustentó su obra en un adagio del Tao Te Ching, de Lao-Tsé: “Somos prisioneros de nosotros mismos. Nunca olvides eso, y que no hay fuga posible”. En “El cobrador”, uno de sus cuentos más cáusticos, el protagonista confiesa que ve la televisión para agrandar su aborrecimiento: “Cuando mi cólera disminuye y se me quitan las ganas de cobrar lo que me deben, veo tele y en poco tiempo regresa el odio”.

El autor de El gran arte: referente obligado de la literatura latinoamericana: infractor, dueño de una prosa violenta, mordaz y lúdica: “el objetivo honrado del escritor es llenar los corazones de miedo: decir lo que no se debe decir, decir lo que nadie quiere decir, decir lo que nadie quiere oír”. Desde Los prisioneros (1963) hemos sido testigos de un fabulador de imaginación desbordada y punzante. Con la publicación de El collar del perro (1965) se develó como un incisivo relator de los entresijos de las grandes urbes.

El escritor Rubem Fonseca
El escritor Rubem Fonseca ı Foto: Especial

“Nunca pensé que un día me pidieran que matara a una persona, pero eso me pasó ayer. Hasta hace dos días rentaba un cuartucho en una casa vieja en el centro de la ciudad, pero me echaron fuera. Ahora estoy aquí en la estación de autobuses, sentado en una banca, fingiendo que espero un camión” (“El agujero en la pared”). Tramas que se suscriben en los resortes de emanaciones de un temblor desnudo que nos empuja a una vorágine pespunteada por improntas zozobrantes.

Feliz año nuevo (Cuentos): título censurado por la policía federal que se convirtió en un aquelarre jurídico-literario durante la dictadura militar; Bufo & Spallanzani (Novela): un hombre descubre que su mujer no se ha suicidado, sino que ha sido asesinada; Grandes emociones y pensamientos imperfectos (Novela): thriller político de resonancia intertextual habitado por el erotismo y la violencia; Diario de un libertino (Novela): cuatro madres y un hijo que las ve morir cada cuatro años una por una; Ella y otras mujeres (Cuentos): veintisiete féminas de oficios desiguales (periodistas, ladronas, ninfómanas, suicidas), catálogo preciso de los recodos del erotismo fonsequiano.

Ilustrador del talante oscuro de las sociedades modernas a través de personajes imbuidos en el vicio, delincuencia, fraude, corrupción, fanatismo y otras taras. Junto a Machado de Assis, Guimarães Rosa, Jorge Amado y Clarice Lispector conforma el núcleo vital de la literatura brasileña. Un empalme de Boris Vian, Updike, Nabokov y Dostoievski con embozo de transgresor, solipsista, mordaz y obsceno. Representante máximo del llamado realismo visceral, que ha dejado huellas en escritores como Elmer Mendoza, Pedro Juan Gutiérrez, Paula Parisot o Patrícia Melo.

Fonsequianas: “El dinero no compra la elegancia, compra su simulación.”/ “La prosa es así, el mejor autor de prosa no pasa de ser un buen ventrílocuo.” / “Cuando el dolor es muy grande el sufrimiento es silencioso.” / “Escribir es algo más que eso, es urdir, tejer, zurcir palabras, no importa si es una receta médica o una pieza de ficción. La diferencia es que la ficción consume cuerpo y alma.” / “Matar a una persona es fácil, lo difícil es librarse del cuerpo”.

El cobrador 
Autor: Rubem Fonseca 
Género: Cuento 
Editorial: Cal y arena
El cobrador Autor: Rubem Fonseca Género: Cuento Editorial: Cal y arena ı Foto: Especial
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