El nuevo embajador de Estados Unidos en México es un coronel retirado del ejército y exagente de la CIA que, desde que fue ratificado en el cargo, no descartó una acción militar en suelo mexicano contra los cárteles de la droga sin notificar a las autoridades mexicanas, si la vida de un ciudadano norteamericano se encontrara en peligro.
Desde que el presidente Donald Trump promovió a Ronald Johnson para hacerse cargo de la embajada gringa en nuestro país, el mensaje quedó claro: poner a un veterano de guerra y experto en labores de inteligencia a atender —en prioridad— el tema de violencia e inseguridad que genera los cárteles de la droga en México que, dicho sea de paso, fueron catalogados como “organizaciones terroristas” por el propio Gobierno estadounidense.
Tome nota, querido lector, Estados Unidos está mandando de representante a un exmilitar de élite, un exespía de la CIA —en donde trabajó por más de 20 años— que trabajará muy de cerca con el secretario de Estado norteamericano, Marco Rubio, con la encomienda de poner fin a la migración ilegal y detener el flujo de fentanilo y otras drogas a la Unión Americana.

Magnicharters, de pena
Nos quedamos acostumbrados a Ken Salazar, el exembajador de sombrero y sonrisa amigable, bonachón en su trato y en sus formas, que nunca quiso entrar en polémica ni emitir críticas hacia el gobierno del expresidente Andrés Manuel López Obrador para mantener una relación cordial.
Si bien al final de su encomienda Salazar se descosió contra la estrategia de seguridad de la 4T, siempre se caracterizó por descafeinar cualquier tema que pudiera generar controversia, incluso si el dardo venía a manera de crítica desde su propio país.
Johnson no es Salazar. Su designación obedece, en gran medida, al trabajo que tuvo cuando fue embajador de Estados Unidos en El Salvador y el trabajo en conjunto que tuvo con el presidente Nayib Bukele, donde consiguieron reducir los niveles de migración y crimen a los más bajos de los que se tenga registro.
Desde su llegada a nuestro país, el jueves pasado, Johnson dejó claro que las cosas se harán diferente desde su oficina para proteger a sus connacionales. Arrancó su encomienda diplomática tomándose la foto con el canciller Juan Ramón de la Fuente y visitando la Basílica de Guadalupe.
De saque, le tocó el lamentable episodio del buque escuela Cuauhtémoc que el fin de semana chocó con el puente de Brooklyn en Nueva York, donde dos marinos mexicanos perdieron la vida y 20 más resultaron heridos.
“Nos unimos en oración por los cadetes de la Secretaría de Marina que perdieron la vida y acompañamos con el corazón a sus familias. Nuestras condolencias a todos los afectados. Estamos unidos con la Presidenta Claudia Sheinbaum y su equipo para brindar apoyo y solidaridad”, escribió desde su cuenta de X.
Hoy la Presidenta lo recibirá en Palacio Nacional. Ojalá que desde ahora se pueda crear un puente de comunicación eficiente entre ambos gobiernos para poder fortalecer la relación bilateral.
Basta por hoy, pero el próximo lunes… regresaréeeeeeeeee!!!

