ANTROPOCENO

Greta, la humanidad

Bernardo Bolaños. *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón
Bernardo Bolaños. *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón Foto: larazondemexico

Los adolescentes tienen una vida por delante, pero a veces la apuestan en una payasada para impresionar a otro, en una pelea callejera, una travesía peligrosa o un deporte extremo. Algunos parecen no saber que arriesgan un largo futuro cuando bajan en patineta, en sentido contrario, una calle inclinada; o cuando se dejan chantajear por un criminal que les exige hacer algo terrible. En estos últimos días, varios adolescentes fueron noticia mundial. Un niño de 14 años, en Colombia, le disparó al senador Miguel Uribe, precandidato presidencial. Otro, de la misma edad, apuñaló antier a una supervisora frente a toda la preparatoria, en Nogent, Francia, por un simple regaño.

Pero no puedo dejar de pensar en Greta Thunberg como la adolescente modelo de 15 años que inició en 2018 el movimiento juvenil mundial contra la inacción climática: Fridays for Future. Greta ya tiene 22 años y acaba de ser deportada a Suecia desde Israel.

Greta no sólo defiende a los jóvenes y a las futuras generaciones del sacrificio al que las estamos condenando, cuando dejamos que se agrave el cambio climático. En estos días también intentó romper el bloqueo de Israel a la ayuda humanitaria para Palestina, en medio del genocidio que presenciamos en tiempo real.

La humanidad también es una adolescente. No tenemos tanto tiempo de haber nacido como especie animal. Los humanos somos primates que no tenemos ni siquiera medio millón de años de antigüedad. Otros mamíferos habitan la tierra desde hace mucho más tiempo. La metáfora de la humanidad como una adolescente imprudente es del filósofo William MacAskill en su influyente libro Lo que le debemos al futuro. “Así como mis decisiones de adolescente de arriesgar mi vida fueron de las más trascendentales que he tomado, también lo son nuestras decisiones sobre cómo gestionar los riesgos de extinción o de colapso irreversible de la civilización, entre las decisiones más trascendentales que tomamos hoy como sociedad.”

La humanidad adolescente tiene frente a sí miles de años futuros, siempre y cuando no se mate a sí misma por chantaje de líderes criminales o por egoísmo consumista. La humanidad adolescente podría actuar como el niño sicario de Bogotá y arruinarse el porvenir disparando un arma nuclear en la frontera entre Rusia y Ucrania. La humanidad adolescente podría suicidarse, si no escucha las advertencias sobre calentamiento global y se desborda la emisión de CO2.

La humanidad adolescente, sin embargo, también puede seguir el ejemplo de Greta: señalar a quienes hacen dinero fácil quemando hidrocarburos y a los chayoteros y levantadedos que justifican el agravamiento de la crisis ambiental en nombre del crecimiento económico. La humanidad adolescente puede, como Greta, condenar los genocidios.

Greta no habla del fin del mundo, habla del futuro del mundo. Los verdaderos apocalípticos son quienes saben que la destrucción ocurre y miran hacia otro lado. Greta sabe que la resistencia es posible, que no se ha consumado el calentamiento de 3° Celsius del planeta y que dos millones de personas hambrientas en Gaza aún están vivas.

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