FRENTE AL VERTIGO

La izquierda: entre el progresismo y el pragmatismo

Pedro Sánchez Rodríguez. *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón Foto: Imagen: La Razón de México

Hace un par de semanas Pew Research publicó su análisis de la elección presidencial de Estados Unidos de 2024. Los datos muestran cómo el electorado se desplazó hacia la derecha y cómo sectores tradicionalmente cercanos a la izquierda, como la clase trabajadora y las minorías, hombres afroamericanos y latinos, apoyaron a Donald Trump.

Lo que está en el centro es el impacto de una profunda disonancia entre las políticas progresistas impulsadas por las élites urbanas y las preocupaciones materiales y culturales de los votantes de clase trabajadora, especialmente aquéllos sin educación universitaria.

Una izquierda pragmática, como la de Obama, tenía bien entendida esta tensión y si bien tenía un enfoque progresista en cuanto a la justicia social, también supo alinear sus políticas con las necesidades de los trabajadores, por ejemplo, la creación de empleos en el sector energético. Sin embargo, Biden se dejó llevar por un “populismo progresista” que priorizó las demandas de las élites urbanas y académicas y se desconectó de aquellos que sufrían con precios elevados de electricidad y que veían en la inmigración una afectación a sus empleos, incluyendo la propia población latina.

Esta tensión es una crisis en la izquierda de todo el mundo, en donde los intereses de la “clase trabajadora” se han visto mejor representados por las agendas de la derecha, como la de Donald Trump o de Javier Milei. No obstante, en México, López Obrador lo entendió mejor que nadie. Aunque muchos alegan que su gobierno no fue y su movimiento no es de izquierda, se refieren a la poca importancia que le dio a la agenda progresista, frente a la construcción de infraestructura y la generación de energía no limpia y la falta de una agenda de derechos sociales. Por el contrario, su gobierno privilegió las preocupaciones materiales de la clase trabajadora y la población más pobre. Su populismo pragmático cosechó la victoria o continuidad de Morena y sus aliados al frente de prácticamente todos los cargos electorales en el país.

No obstante, la utilidad práctica de su visión, no significa que la agenda progresista no merezca atención y acción política. Si bien la Cuarta Transformación ha dado pasos en atender las preocupaciones materiales de una parte de la población, ha obtenido escasos resultados en la consecución de una agenda de justicia social. De cara al Segundo Piso de la Cuarta Transformación, esta agenda requiere atención, no sólo porque pavimenta el camino para la consecución de un auténtico desarrollo económico, justo y social, sino porque es una agenda que atiende principalmente a las clases medias que no fue sino hasta 2018, que decidieron voltear a la izquierda. El análisis de las elecciones estadounidenses da pie para reflexionar sobre la agenda de la izquierda en el mundo y México y cómo privilegiar políticas progresistas por encima de las preocupaciones materiales del electorado, da pie al fortalecimiento de las derechas.

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