ENFOQUE MANUAL

La desaparición de la mirada colectiva 

Laura Garza<br>*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.<br>
Laura Garza*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: larazondemexico

Hoy en día existen más de 7mil millones de personas con un celular o smartphone en sus manos, es decir un 90% de la población mundial tenemos un teléfono inteligente con cámara, internet y acceso a redes sociales.

El objeto como tal nos ha convertido en observadores 24/7, atentos a reaccionar a lo que sucede a nuestro alrededor y con esto me refiero a tomar el teléfono y utilizarlo para grabar, fotografiar y compartirlo (la mayoría de las veces) en redes sociales.

Nos hemos convertido como espectadores pasivos, porque “vemos pero no intervenimos”.

Creemos que al grabar y publicar en la red, salvamos o ayudamos en situaciones de violencia o agresiones. El término es “Bystander”, el cual define a quien “participa” grabando una situación de violencia o de crisis sin actuar directamente para ayudar.

Y no solo es eso, es que hoy miramos invadiendo los espacios de los demás priorizando lo que nuestra pantalla portátil puede obtener.

Le voy a explicar a qué me refiero. Tocó la semana de vacaciones, y como a muchos cuando llega el verano viene el viaje en familia a la playa, con todo lo que implica: las fotos, los colores, el calor, el mar, la colectividad y el ir y venir.

Bueno dentro del hermoso caos de la vacaciones, incluye que a partir de las 7pm la tarea sea prepararse para ver el atardecer, llegar con tiempo a la orilla de la playa, elegir un buen lugar y esperar a ver cómo el sol se esconde tras el horizonte interminable del mar.

Van cuatro días, cuatro tardes, cuatro momentos incómodos y de constante reflexión personal. Incluso he cuestionado si mi humor ha cambiado, o con los años me he vuelto más intolerante a la convivencia con extraños, pero no.

Ha bastado para grabar y fotografiar cada día para entender que lo que sucede es que la gente no mira a su alrededor, no se da cuenta que hay más personas ocupando espacios con una intención.

Pareciera que entre tanta permisividad existe la libertad de invasión a cambio de mi propia experiencia.

Usted está sentado en el área, en una silla o un camastro mirando el fantástico espectáculo del sol, y de pronto aparece alguien que se para justo frente a usted, a unos pasos para detenerse, alzar su pantalla y grabar o fotografiarse; o peor aún llega alguna pareja y decide que justo frente a usted es el mejor spot para fotografiar a ella o a él con la redondez exquisita del sol.

El fin de la colectividad o la desaparición de la mirada colectiva, lo he nombrado, e incluso la incapacidad de ver al otro por el propio beneficio de grabar o fotografiar un momento, que aparte de todo les queda mal (ser fotógrafa profesional me da el poder de describirlo así).

En este espacio siempre visual, en donde me encanta invitarles a leer la imagen, hoy hago lo mismo con la intención de que haga el ejercicio de mirar a su alrededor. ¿Qué hay en ese momento que usted quiere capturar en foto o video? ¿Afecto a alguien, bloqueo la mirada a alguien, invado el espacio personal de alguien?

Así lo plasmo en la fotografía que les comparto, en donde llegué con tiempo de anticipación e incluso iniciando el atardecer no había nadie frente a mi y de pronto sin importar que mi familia y yo estuviéramos mirando el espectáculo se fueran colocando una tras otra frente a nuestros ojos.

La consideración y el respeto deberían de seguir siendo normas en la convivencia social, sin embargo, estamos viendo cómo se han convertido en un estado intermitente según sea nuestra individualidad.

La desaparición de la mirada colectiva
La desaparición de la mirada colectiva ı Foto: Laura Garza
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