El 26 de julio de 1875 nació en Sevilla Antonio Machado. Soledades (1903): “He andado muchos caminos, / he abierto muchas veredas; / he navegado en cien mares, / y atracado en cien riberas. // En todas partes he visto /caravanas de tristeza, / soberbios y melancólicos /borrachos de sombra negra”. Versos determinantes en mi adolescencia, innegables en mis andares por los atajos de las palabras. Devoré Poesías completas que el Instituto Cubano del Libro publicó en 1970 del bardo español. Después vendría Serrat. El autor de Campos de Castilla anegó todas mis ilusiones.
Nómada, magnánimo, comprometido con su tiempo y antifranquista cuyo lema espiritual se sustentaba en que “La conciencia es anterior al alfabeto y al pan”, Antonio Machado nos legó páginas de valores universales donde los sentires abrazan la concordia de los sueños: “No, mi corazón no duerme. / Está despierto, despierto. / Ni duerme ni sueña, mira, /los claros ojos abiertos, /señas lejanas y escucha / a orillas del gran silencio”.
Imbuido en resonancias románticas con influjos de Bécquer en sus primeras estrofas (“Tú miras al aire / de la tarde bella, / mientras de agua clara / el cántaro llenas”). En “Retrato”, del libro Campo de castilla, suscribe: “¿Soy clásico o romántico? No sé. Dejar quisiera / mi verso, como deja el capitán su espada: / famosa por la mano viril que la blandiera, / no por el docto oficio del forjador preciada”. Discurso lírico transparente que desdeña cualquier índice de retórica inútil, la poética del autor de “Las moscas” entreteje y concierta visos grecolatinos, la tradición lírica española y el simbolismo francés (Villiers de L’Isle-Adam, Baudelaire, Verlaine...).
Mi vida juvenil tuvo un viraje cuando Reinaldo Arenas, mi mentor literario, me dio a leer Juan de Mairena. Sentencias, donaires, apuntes y recuerdos de un profesor apócrifo. Revelación de un diario filosófico: miscelánea registrada por el profesor librepensador, Juan de Mairena, quien diserta con sabiduría irónica y cordial sobre cultura, arte, literatura, mujeres, educación, política, filosofía y sociedad. Juan de Mairena se proclama poeta del tiempo, sustenta: “Después de la verdad, nada hay tan bello como la ficción. Los grandes poetas son metafísicos fracasados. Los grandes filósofos son poetas que creen en la realidad de sus poemas”.
El otro heterónimo de Machado: Abel Martín (Sevilla, 1840–Madrid, 1898), filósofo y poeta que legó una importante obra metafísica: De la esencial heterogeneidad del ser, Lo universal cualitativo, De lo uno a lo otro y Las cinco formas de la objetividad; asimismo, deja una colección de poesías: Los complementarios. En las coplas de Abel Martín se ponen de manifiesto cuatro apariencias: movimiento, materia extensa, limitación cognoscitiva y multiplicidad de sujetos (conmovedor dilema del amor). Hombre extremadamente erótico, rinde culto a la figura femenina: “La mujer /es el anverso del ser”, “Sin mujer/ no hay engendrar ni saber”. / Tengo como principio rector de mi actitud de vida estos versos: “A mi trabajo acudo, con mi dinero pago/ el traje que me cubre y la mansión que habito, / el pan que me alimenta y el lecho en donde yago”. Antonio Machado: el sentido de lo esencial humano.
Soledades, Galerías y Otros Poemas
Autor: Antonio Machado
Género: Poesía
Editorial: Biblioteca Cervantes