Desde la llegada de Morena al poder han buscado la forma de controlar absolutamente todo desde el Ejecutivo. Y paso a paso lo están logrando.
Atrás quedaron los organismos que funcionaban de manera autónoma. Muchos organismos han sido debilitados, como el Instituto Nacional de Transparencia (Inai), el Fondo de Desastres Naturales, el Fondo de Salud para el Bienestar, el antes llamado Seguro Popular, el Fondo para la Ciencia y Tecnología, y los fideicomisos del Conacyt.
Morena también ha logrado la mayoría absoluta en el Congreso, no fue por el voto popular, sino que junto con el PT y el PVEM burlaron el límite de representación constitucional, y el Instituto Nacional Electoral (INE) y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), que controlan, se los aceptaron.

Importante reconocimiento a la SHCP
Por ejemplo, en 2021, Morena ganó con menos del 50 por ciento, pero con sus aliados y la sobrerrepresentación consiguieron la mayoría absoluta. Por el contrario, el partido gobierna 23 entidades, la mayoría de los estados de la República, y con eso los congresos estatales, en donde cambian y aprueban las leyes a beneficio del partido en el poder.
El constante conflicto entre el Poder Judicial y el expresidente López Obrador logró que, por el capricho de AMLO, se hiciera una reforma al Poder Judicial. Para la elección, desde el poder, se hicieron acordeones para que la gente que movilizaron votara por los candidatos a jueces y ministros que estuvieran alienados con el Poder Ejecutivo.
Se ve muy difícil que, por lo menos en los próximos años, se tenga en México una división de poderes.
Pero el Ejecutivo quiere dar un paso todavía más adelante al controlar las elecciones en México.
La propuesta de reforma electoral también es una herencia maldita de López Obrador, y que este Gobierno está llevando a cabo.
Desde el 2022, López Obrador había enviado la propuesta, pero no se logró concretar. Ahora, con mayoría absoluta en el Congreso, seguramente va a pasar.
¿Pero qué se busca con esta reforma electoral? Reducir el número de diputados y senadores plurinominales, eliminando esas curules y que esos puestos sean por elección popular. Lo cierto es que el control y los recursos para esas elecciones, solamente los tienen Morena y sus aliados, lo que hará imposible que las minorías logren un espacio.
Se busca reducir el dinero a los partidos. En esto hubiera estado de acuerdo antes de que Morena arrasara, porque sólo ellos, con el presupuesto de los programas sociales, pueden mantener un partido.
Se dice que se busca fortalecer el sistema electoral. Lo cierto es que, con esta nueva reforma, es muy probable que las elecciones dejen de ser como las hemos visto en los últimos 25 años, en los que ha habido alternancia en los distintos ámbitos de gobierno.
NUEVA REPRESENTACIÓN

Hay que recordar la historia. Hasta 1989, las elecciones eran controladas por la Secretaría de Gobernación, cuyo superior era el Presidente de la República. Ellos controlaban el padrón electoral, el conteo de votos, designaban a funcionarios de casilla y calificaban los votos.
El Colegio Electoral del Congreso, dominado por el PRI, calificaba la elección presidencial.
Por eso estuvo el PRI tantos años en el poder.
Para la elección de 1988, cuando se disputaron la Presidencia Carlos Salinas de Gortari y Cuauhtémoc Cárdenas, hubo serias acusaciones de fraude y el famoso “se cayó el sistema”, desde la Secretaría de Gobernación, con Manuel Bartlett como responsable.
Algo así es lo que busca esta nueva reforma electoral del 2025.
Tras el escándalo de la caída del sistema y la desconfianza que la gente tenía en el sistema electoral mexicano, en 1990 se cayó éste en el Instituto Federal Electoral (IFE) y, a partir de 1996, se convirtió en un órgano totalmente autónomo. En 1991, Baja California fue el primer estado que perdió el PRI, ante el PAN, cuando triunfó Ernesto Ruffo, y desde entonces ha habido alternancia en los estados.
No fue sino hasta 1997, ya con un IFE independiente, que el PRI perdió por primera vez la mayoría en la Cámara de Diputados y, hasta el año 2000, un partido diferente al que había gobernado México desde 1929.
Y es cuando gana Vicente Fox, del PAN. Terminando Fox, el PAN se queda un sexenio más con Felipe Calderón, y en el 2012 regresa el PRI. Para el 2018 ganó la Presidencia López Obrador con Morena, un partido que apenas tenía tres años de creación al momento de su triunfo.
Muchas veces en las elecciones, desde el año 2000 a la fecha, se ha visto la alternancia. Los votantes, cuando no están conformes con un Gobierno, buscan un cambio.
Hasta hoy, los mexicanos tenemos esa libertad, pero todo y muy pronto, puede cambiar.
Hoy, quienes lucharon por un país democrático y en contra del autoritarismo, están trabajando para regresar al pasado, donde no existía la alternancia ni la oposición.
Uno de ellos es Pablo Gómez, quien ha dejado la UIF y ha sido designado como presidente de la Comisión Presidencial para la Reforma Electoral.
Atrás quedó el Pablo Gómez que luchó desde la oposición, quien fue una figura clave en la historia de la democracia de México, quien hizo importantes aportaciones a las pasadas reformas electorales y de transparencia, aquel hombre que, como legislador, destapó el Pemexgate, un escándalo en el año 2000, en el cual se desviaron recursos de Pemex para la campaña presidencial del PRI.
Hoy, ese Pablo Gómez, será el encargado de desmantelar el INE y de hacer consultas para elegir a los consejeros electorales por el voto popular. Es decir, que quien tenga la fuerza del Estado es quien podrá promocionar a sus consejeros electorales.
Han pasado solamente 28 años en que las elecciones se manejan de manera independiente al Gobierno federal. Y únicamente en estas 3 décadas ha podido haber alternancia en el poder.
Damos por hecho, sobre todo a los más jóvenes, que México siempre ha sido un país democrático, y no lo ha sido. Costó mucho poder lograrlo, y hoy, esos mismos que lucharon por la libertad y la democracia, quieren el poder absoluto y, por ende, cambiar de esa manera la reforma electoral.

