Tras la trifulca registrada en la tribuna de la antigua sede del Senado, la Presidenta Claudia Sheinbaum declaró que eso muestra la verdad de lo que es el PRIAN, al recordar que la Facultad de Derecho de la UNAM se caracterizaba por estar llena de “porros”, y calificó de tal al senador y líder del PRI, Alejandro Moreno, quien le respondió que se dedique a gobernar, en lugar de polarizar y meterse a un debate que corresponde a partidos políticos y legisladores.
Al referirse a lo ocurrido al concluir la sesión de la Comisión Permanente, dijo en la mañanera recordar que en una ocasión que pasó por esa Facultad, acompañada de su hermano, un grupo de porros lo agredió, lo tiraron al piso y lo patearon, lo que le recordó al ver al líder del PRI en esa actitud y a otro diputado golpeando a un trabajador del Senado, escena “muy autoritaria” que, dijo, caracterizaba a ese plantel y que ve que “siguen siendo lo mismo”, lo que motivó que Moreno lamentara que lo comparara con un “porro”.
DE ESTO Y DE AQUELLO…

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Si lo ocurrido en la sesión de la Comisión Permanente, el miércoles, no motiva presiones en la bancada guinda en San Lázaro, la panista Kenia López Rabadán y la morenista Laura Itzel Castillo presidirán un año las mesas directivas en las cámaras de Diputados y Senadores que se instalarán el lunes, en la apertura del segundo periodo de sesiones de la LVI Legislatura.
A través del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas, ICE, por sus siglas en inglés, el gobierno de Estados Unidos redobló la persecusión de Los Chapitos, Alfredo e Iván Archivaldo Guzmán, por quienes ofrece 10 millones de dólares por información que conduzca a sus capturas, hoy al mando del Cártel de Sinaloa.
Por cierto que, aunque era de sobra sabido, ese poderoso grupo criminal infiltró gobiernos de Sinaloa, lo cual fue confirmado en un hackeo de Guacamaya Leaks, desclasificado en un documento de la Secretaría de la Defensa Nacional, en el que aparecen conversaciones del hijo de un operador de El Mayo Zambada con Archivaldo, en las que se menciona a un funcionario de seguridad, que hoy lo es en otro estado.
Rijoso nato, contradictorio e intolerante siempre, Gerardo Fernández Noroña cosechó lo que sembró a su paso como presidente del Senado, por su criticado desempeño, cuya evaluación impidió que se hiciera en la sesión del miércoles, lo que acabó en trifulca y cuya gestión termina la medianoche del domingo.

