De la competitividad del país, definida como su capacidad para atraer, retener y multiplicar inversiones directas, que producen bienes y servicios, crean empleos y generan ingresos, depende el progreso económico, definido como la capacidad para producir más (dimensión cuantitativa), y mejores (dimensión cualitativa), bienes y servicios para un mayor número de gente (dimensión social). ¿Cómo anda la competitividad de la economía mexicana y todo lo que de ella depende, comenzando por las decisiones de los empresarios, nacionales y extranjeros, para invertir directamente en México?
Según el Ranking Mundial de Competitividad 2025, del Instituto Internacional para el Desarrollo Gerencial, entre 69 países México ocupa, en materia de competitividad, el lugar número 55 con calificación de 34.88 sobre 100. Estos son los cuatro grupos de variables que se usan para medir la competitividad. Desempeño económico: lugar 39/69, calificación 53.0/100. Eficiencia gubernamental: lugar 62/69, calificación 32.3/100. Eficiencia empresarial: lugar 54/69, calificación 33.4/100. Infraestructura: lugar 61/69, calificación 20.8/100. Nada de qué presumir. Mucho de qué preocuparse. Mucho de qué ocuparse.
En materia de desempeño económico, estas son las posiciones de las cinco variables consideradas. Economía doméstica: lugar 30/69. Comercio internacional: 52/69. Inversión extranjera: 32/69. Empleo: 9/69. Precios (inflación): 55/69.

Importante reconocimiento a la SHCP
En materia de eficiencia gubernamental, estos son los lugares de las cinco variables tomadas en cuenta. Finanzas gubernamentales: 52/69. Política tributaria: 23/69. Marco institucional (marco jurídico general): 62/69. Marco jurídico de los negocios: 62/69. Marco social (usos y costumbres): 61/69.
En materia de eficiencia empresarial, estas son las posiciones de las cinco variables consideradas. Productividad y eficiencia: 38/69. Mercado laboral: 50/69. Finanzas: 62/69. Prácticas empresariales (usos y costumbres): 53/69. Actitudes y valores (ética empresarial): 57/69.
Por último, en materia de infraestructura, estos son los lugares de las cinco variables tomadas en cuenta. Infraestructura básica: 66/69. Infraestructura tecnológica: 62/69. Infraestructura científica: 53/69. Salud y entorno ambiental: 59/69. Educación: 64/69.
En términos generales, nada de qué presumir, mucho de qué preocuparse y, por lo tanto, mucho de qué ocuparse, tanto por el lado del gobierno como de los mismos empresarios, que no salen muy bien parados en esta evaluación. Repito sus resultados: productividad y eficiencia: 38/69; mercado laboral: 50/69; finanzas: 62/69; prácticas empresariales: 53/69; actitudes y valores: 57/69.
Si hemos de atraer más inversiones directas (que producen bienes y servicios, crean empleos y generan ingresos), tanto nacionales como extranjeras (lo que importa es dónde se invierten los capitales no dónde se originan), debemos hacer de la mexicana una economía más competitiva, más segura y más confiable para los empresarios, algo que no ha sucedido. Al contrario, como lo indica el índice de confianza empresarial para invertir directamente en México del Inegi: en escala de cero a cien, en agosto del 2024, estaba en 39.83 unidades; en agosto pasado se ubicó en 31.20 puntos.
Continuará.

