VOCES DE LEVANTE Y OCCIDENTE

¿Detuvo Jared Kushner la guerra en Gaza?

Gabriel Morales Sod*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: larazondemexico

En dos años de guerra, ningún político de la coalición gobernante, y mucho menos el primer ministro, se atrevió a pisar la Plaza de los Rehenes en Tel Aviv.

Este lugar recibió su nombre después de convertirse en el espacio donde, todos los días, las familias de los secuestrados y miles de personas se congregaban, primero en solidaridad y luego en lucha, para exigir un acuerdo que salvara a los rehenes en manos de Hamas. Temerosos del escarnio público, los ministros evitaron a toda costa mirar a los ojos al público. No hubo perdón, ni solidaridad, ni apoyo. La lucha de las familias para liberar a sus seres queridos se transformó entonces también en una lucha contra un gobierno que se opuso una y otra vez a un acuerdo.

Por eso, las imágenes de Jared Kushner, su esposa, Ivanka Trump, y Steve Witkoff, el enviado especial de Trump, en la plaza, un día antes de la entrada en vigor del cese al fuego, tuvieron un impacto tan grande en los corazones israelíes. La familia del presidente de Estados Unidos, sus asesores más cercanos, estaba allí, frente a las masas, haciendo lo que se esperaba del gobierno de Israel: acompañar a las familias en su reclamo, expresar solidaridad y exigir la liberación de los rehenes.

Destacó en particular el discurso de Kushner, quien subrayó no sólo su apoyo a la sociedad israelí, sino también a los civiles inocentes de Gaza; y presentó una visión distinta para la región, basada en la solidaridad, la fe en una humanidad compartida y la construcción de puentes de entendimiento, no en sentimientos de revancha o violencia.

La presencia de estos tres personajes en la plaza no fue sólo un gesto de empatía. También fue una jugada política que enviaba un mensaje claro a Netanyahu y su coalición: el presidente Trump estaba del lado de las familias y la guerra no continuaría. Temerosos de que Netanyahu intentara una última maniobra, al día siguiente el propio Kushner asistió al voto de la coalición gobernante para asegurarse personalmente de que el primer ministro cumpliera con lo acordado.

Después de la derrota de Trump y del intento golpista del 6 de enero, Kushner e Ivanka, quienes habían sido asesores durante la primera presidencia, decidieron alejarse de la política. Por eso llamó la atención que Kushner saliera de las sombras para intentar cerrar un trato entre Hamas e Israel. El mensaje del presidente fue inequívoco: no había marcha atrás. Pero el papel de Kushner parece haber ido más allá de una aparición simbólica.

Durante el primer mandato de Trump, Kushner fue su principal negociador, lo que en inglés se conoce como fixer. Entre otras cosas, fue el artífice de los Acuerdos de Abraham entre Israel y los países del Golfo. Sus lazos con la región, sin embargo, no son sólo políticos, sino también comerciales: recientemente, la corona saudita invirtió más de dos mil millones de dólares en su firma de inversión. Además, se dice que Kushner es especialmente hábil para cerrar acuerdos.

Steve Witkoff lideró las negociaciones por parte de Trump durante casi un año, pero fue Kushner quien llegó para darles el sello final. Según reportes de Axios y otras fuentes, Kushner se reunió con Witkoff y Netanyahu por horas para cerrar el acuerdo. Es cierto que la paz en Medio Oriente beneficia financieramente a Kushner y políticamente a su suegro, y no cabe duda de que parte de su decisión de regresar a la escena tuvo que ver con intereses personales. Sin embargo, en un mundo lleno de matices, también resulta creíble el Kushner que habló en la plaza de Tel Aviv, el que expresó solidaridad y la convicción de que las cosas pueden ser distintas para israelíes y palestinos, el que terminó forzando a Netanyahu a ceder y deteniendo la guerra en Gaza.

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