PESOS Y CONTRAPESOS

Fuentes de ingresos (3/4)

Arturo Damm Arnal. *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Arturo Damm Arnal. *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: La Razón de México

Vimos, en el anterior Pesos y Contrapesos, que posibles fuentes de financiamiento del gasto gubernamental, sobre todo cuando no es factible aumentar impuestos, y no es prudente incrementar de la deuda, son: los fondos de las Afores, las reservas de dólares del Banco de México, el poder del Banco de México para producir dinero, y la venta (por demás improbable), de Pemex y CFE.

Ya vimos el tema de las Afores y de las reservas del Banco de México, y nos quedamos a la mitad del tema del poder del banco central para producir dinero, poder que muchos gobernantes quisieran ejercer, porque podrían gastar más, siempre “en beneficio del pueblo”, sin la necesidad de cobrar más impuestos (con el enojo de los contribuyentes, quienes verían reducido su ingreso disponible), y sin la necesidad de endeudarse más (con el inconveniente, inmediato, del pago de los intereses, y, mediato, de la liquidación del principal, para lo cual tendrían que cobrarse más impuestos, lo que se conoce como la equivalencia ricardiana o el teorema de Barro).

Hay quienes dicen (véase la Teoría Monetaria Moderna, ¡un enorme despropósito!), que los gobiernos que tienen un banco central, con el poder para producir dinero, no tienen que cobrar impuestos, ni endeudarse, porque todo su gasto lo pueden financiar con producción de dinero, para lo cual deben tener el poder para obligar al banco central a producirlo y dárselo para que lo gasten, algo que en México, dada la autonomía del Banco de México (artículo 28 constitucional, párrafo sexto), afortunadamente no es posible.

Para que el gobierno pudiera financiar, si no todo, por lo menos una parte, de su gasto con producción de dinero, habría que quitarle la autonomía al Banco de México, para lo cual habría que modificar la Constitución. Morena lo puede hacer.

Tal vez alguien se pregunte qué tendría de malo que el gobierno financiara todo su gasto con producción de dinero, proveniente del banco central, por lo que dejarían de cobrarse impuestos, en beneficio de los contribuyentes, cuyo ingreso disponible (el que queda una vez pagados los impuestos), aumentaría considerablemente. Lo malo: desataría la inflación, la pérdida en el poder adquisitivo del dinero, del trabajo.

El Prepuesto de Egresos de la Federación, para el 2026, será (escribo la cifra completa para que nos demos una mejor idea de la cantidad), $10,193,683,700,000 (10.2 millones de millones de pesos). ¿Qué pasaría si todo ese gasto se financiara con producción de dinero? En primer lugar, el Banco de México tendría que imprimir billetes por esa cantidad. En segundo lugar, los tendría que depositar en la cuenta del gobierno. En tercer lugar, el gobierno gastaría, a lo largo del año (del 1 de enero al 31 de diciembre), todo ese dinero. En cuarto lugar, dado ese gasto, la demanda por bienes y servicios se incrementaría por esa cantidad, 10.2 millones de millones de pesos. Si la oferta de bienes y servicios, ya sea por producción interna y/o por importaciones, no aumentara en 10.2 millones de millones de pesos, los mercados se ajustarían vía aumentos de precios, es decir, inflación. ¿Podrían los mercados ajustarse vía una mayor producción interna y/o más importaciones, para evitar la inflación, la pérdida en el poder adquisitivo del dinero, del trabajo?

Continuará.

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