En el anterior Pesos y Contrapesos vimos que, según el Indicador de Confianza Empresarial, del Inegi, comparando noviembre de 2025 con noviembre de 2024, la desconfianza de los empresarios que prestan servicios privados no financieros, pasó de 31.7 a 33.9 puntos, baja del 6.9%. La de los empresarios de la construcción pasó de 28.1 a 20.2 puntos, aumento del 28.1%. La de los empresarios de las industrias manufactureras pasó de 43.2 a 35.6 puntos, aumento de 17.6%. La de los empresarios del comercio pasó de 34.1 a 29.1 puntos, aumento de 14.7%.
(Para entender lo escrito en el párrafo anterior téngase en cuenta que el indicador va de 0 (total desconfianza), a 100 (confianza total), por lo que entre 0 y 50 hay desconfianza: mayor más cerca de 0, menor más cerca de 50, y entre 50 y 100 confianza: menor más cerca de 50, mayor más cerca de 100).
¿Cuál ha sido el efecto, sobre las inversiones directas, y sobre todo lo que de ellas depende (producción de bienes y servicios, creación de empleos, generación de ingresos, más y mejores oportunidades para un mayor bienestar), de la desconfianza de los empresarios para invertir? El que la lógica prevé: decrecimiento.

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Ya tenemos, del Inegi, el Indicador Mensual de la Formación Bruta de Capital Fijo, con los datos para septiembre, que consiste en las inversiones en instalaciones, maquinaria y equipo, parte principal de las inversiones directas. Los datos no son buenos.
En términos anuales (comparando cada mes con el mismo mes del año anterior), sumamos 13 meses consecutivos, de septiembre de 2024 a septiembre de 2025, con decrecimiento de las inversiones en instalaciones, maquinaria y equipo, 5.90% en promedio mensual. Entre enero y septiembre de 2024 dichas inversiones crecieron, en promedio mensual, 6.03%. Entre enero y septiembre de 2025 decrecieron 7.30%.
En términos anuales, sumamos 10 meses consecutivos, de diciembre de 2024 a septiembre de 2025, con decrecimiento de las inversiones en maquinaria y equipo, 7.23% en promedio mensual. Entre enero y septiembre de 2024 dichas inversiones crecieron, en promedio mensual, 3.13%. Entre enero y septiembre de 2025 decrecieron 7.92%.
En términos anuales, sumamos 13 meses consecutivos, de septiembre de 2024 a septiembre de 2025, con decrecimiento de las inversiones en construcción no residencial (fábricas, bodegas, oficinas, centros comerciales, vías de comunicación, y todo lo que tiene que ver con la producción, distribución y oferta de bienes y servicios), 15.22% en promedio mensual. Entre enero y septiembre de 2024 dichas inversiones crecieron, en promedio mensual, 11.53%. Entre enero y septiembre de 2025 decrecieron 16.89%.
¿Cuál ha sido el efecto, sobre el crecimiento de la economía, que se mide por el comportamiento de la producción de bienes y servicios, del decrecimiento de la inversión fija bruta? El que la lógica prevé: menor crecimiento.
Durante los tres primeros trimestres de 2024 la economía creció, en promedio trimestral, 1.37%. A lo largo de los tres primeros de 2025, 0.40%.
Se ha cumplido lo que la lógica prevé: mayor desconfianza empresarial para invertir directamente = menos inversiones directas = menor crecimiento de la economía.
Queda por responder la pregunta por la causa de la mayor desconfianza empresarial para invertir directamente. ¿Cuál será?

