Lo que inquieta con María Corina Machado es el movimiento del péndulo en el que se encuentra. Esperanza o quimera. Es celebrada a nivel internacional, pero tiene que vivir en la clandestinidad en Venezuela para no ser detenida. ¿La luz desplegada en Noruega alcanzará para iluminar las tinieblas a 9 mil kilómetros de distancia?
Machado esquivó a las fuerzas de seguridad leales a Nicolás Maduro y logró viajar a Oslo para recibir el Premio Noble de la Paz. No pudo llegar a la cita protocolaria, aunque lo hizo horas después, y fue su hija, Ana Corina Sosa, la encargada de leer un discurso que repasó, de modo preciso, las líneas generales de la tragedia que cubre a Venezuela, pero también de algunas luces, cada vez más fuertes, a la final de un largo túnel.
El mensaje es pedagógico. “Cuando comprendimos cuán frágiles se habían vuelto nuestras instituciones, ya era tarde. El cabecilla de un golpe militar contra la democracia fue elegido presidente, y muchas personas creyeron que el carisma podría sustituir al Estado de derecho”.

Ahora sí, a transparentar concesiones
Enumeró, en voz de su hija, la líder de la oposición: el régimen inició el desmantelamiento de la democracia desde 1999. ¿Cómo lo hizo? Con método: violó la Constitución, falsificó la historia, corrompió a las fuerzas armadas, purgó a los jueces independientes, censuró a la prensa, manipuló las elecciones y persiguió a la disidencia.
Se envenenó el debate público, “para quebrarnos por dentro”, promoviendo la división “por nuestras ideas, por raza, por origen, por forma de vida”.
Porque para nada ha sido sencillo el camino de Machado y de los opositores. El régimen chavista enfrenta una investigación de la Corte Penal Internacional (CPI) y eso no es asunto menor, porque lo que ahí se indagan son delitos de lesa humanidad.
El fiscal Karim Khan inició el proceso en 2018 y en la actualidad el estatus indica una falta absoluta de cooperación del gobierno venezolano, al grado de que la oficina de la CPI en Caracas fue cerrada el 1 de diciembre de este año, por lo que las averiguaciones continuarán desde La Haya, en los Países Bajos.
Entre los delitos que se han ido documentando se encuentran la persecución política, con ataques sistemáticos contra activistas, opositores y disidentes; encarcelamientos, los que ya suman 15 mil desde 2014; tortura, debido a la utilización sistemática de métodos brutales; y violencia sexual, ante la falta de investigaciones de género, evidenciando un esquema de represión.
La dureza de un gobierno, el de Nicolas Maduro, ha significado un éxodo de venezolanos que ya alcanza los 9 millones de personas desplazadas. Es, además, ilegítimo, porque perdió la contienda electoral, negándose a mostrar las actas del cómputo, lo que sí hizo la oposición, dando cuenta del triunfo, por el 67% de los sufragios, de Edmundo González, quien también se encuentra en el exilio.
¿Hay esperanza? Machado cree que sí, y ésa es su fuerza, su pedagogía.

