Dicen que los ecos de las grandes batallas retumbarán para siempre. Y la final que Toluca y Tigres, será recordada como una de las más épicas. Hubo de todo: goles, volteretas, polémica arbitral, drama, lesiones, muchísima intensidad y buen futbol.
Probablemente este último rubro es el que menos predominó, pero por lapsos Toluca demostró su pegada y Tigres arañó la gloria en algunos instantes, y al final, la afición no recordará los planteamientos o errores tácticos, los ganadores llevarán en el corazón una estrella que ganaron con el alma misma.
Lo de ayer fue un partido que podría desprenderse de la gran mitología de Fausto, uno de los libros más brillantes de la literatura alemana, en donde su protagonista, decide hacer un pacto con el diablo en busca de conocimiento, placer y poder ilimitados. Ayer, el imponente mural con el rostro de Mefistófeles que la afición de Toluca mostró para iniciar la batalla parecía sellar con sangre el pacto para conseguir un título más. El precio tal vez fue el sufrimiento de los aficionados que ya lucían agotados emocionalmente durante una interminable serie de penales, la más larga registrada en nuestro balompié y que parecía nunca iba a terminar.

Cónclave para el regalo de Alito
El que parece tener un pacto divino es el técnico argentino Antonio Mohamed, ya por muchos nombrado el nuevo “Rey Midas”. Con el bicampeonato conseguido, El Turco igualó con cinco títulos a Manuel Lapuente y al propio Víctor Manuel Vucetich. Se queda a una liga de Raúl Cárdenas y a dos para estar en lo más alto junto a dos históricos como Nacho Trelles y Ricardo Ferretti. Al ritmo que Mohamed está consiguiendo campeonatos, podríamos pensar que pronto estará en lo más alto. Y algo que se debe recalcar, ante esta euforia que Mohamed iba a provocar, la Federación Mexicana de la manera más hábil que se maneja como siempre salió a rectificar a Rafa Márquez como el sucesor del Vasco Aguirre, pero créanme, la Selección Mexicana necesita más a Mohamed, que viceversa.
Hay una conversación muy interesante que debo resaltar después de la final y que, tal vez podría darle un giro muy interesante a la definición por el título. Se trata de la posibilidad de considerar que la final se realice a partido único. Esto surgió tras presenciar nuevamente una deslucida final de ida, y que normalmente suelen ser así en cada torneo. La final de ida se vuelve un partido para irse midiendo y en donde los equipos prácticamente no arriesgan nada.
Otra ventaja con partido a un solo juego, que podría ser sede neutral, sería dosificar el rendimiento físico y así evitar tantas lesiones como las que presenciamos en esta serie, una vez concluyan las semis, podría jugarse la final hasta el fin de semana, permitiendo a los jugadores un lapso de descanso y recuperación, algo como la semana previa al Super Bowl. Obviamente significa una taquilla y, sobre todo, una transmisión menos, lo que se traduce en menos plata para las televisoras.
Enhorabuena para el club Toluca, que logró sobreponerse a lesiones importantes en el tramo final del torneo. Mención especial para Alexis Vega, quien tomó nuevamente el balón en el segundo penal y lo ejecutó con liderazgo absoluto. Que esa inercia siga para el atacante mexicano porque se necesita mucho de eso para el Mundial. Hoy el Toluca es, incuestionablemente, uno de los equipos grandes de nuestra liga, y lo es, por lo orgullosa que hace sentir a su afición.

