Arturo Damm Arnal

De los salarios

PESOS Y CONTRAPESOS

Arturo Damm Arnal
Arturo Damm Arnal
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Leemos, en el artículo 123 constitucional, que los salarios mínimos serán suficientes para satisfacer “las necesidades normales de un jefe de familia, en el orden material, social y cultural”, objetivo que no se cumple.

Según el Coneval en noviembre el precio de la canasta básica alimentaria y no alimentaria, en las zonas urbanas del país, fue de 3 mil 295.73 pesos mensuales por persona. El salario mínimo general fue de 3 mil 696.60 pesos, que alcanzó para comprar la canasta básica, restando 400.87 pesos.

Supongamos, primer ejemplo, una familia de cuatro miembros (según el último censo de población del INEGI los hogares están integrados, en promedio, por 3.9 personas), en la cual solo trabaja el jefe de familia (el padre) y gana solamente el salario mínimo. El ingreso mensual de la familia sería de 3 mil 696.60 pesos y el precio de la canasta básica alimentaria y no alimentaria sería de 13 mil 182.92 pesos (3,295.73 x 4). El ingreso de la familia alcanzaría para comprar únicamente el 28 por ciento de la canasta básica.

Supongamos, segundo ejemplo, la misma familia de cuatro miembros, en la cual trabajan dos personas (el padre y la madre) ganando cada uno el salario mínimo. El ingreso mensual de la familia sería de 7 mil 393.20 pesos y el precio de la canasta básica alimentaria y no alimentaria sería de 13 mil 182.92 pesos. El ingreso familiar sería suficiente para adquirir solamente el 56 por ciento de la canasta básica.

Lo que se pretende con el salario mínimo es que la remuneración de cualquiera de los miembros de la familia sea suficiente para que la misma satisfaga correctamente, por lo menos, sus necesidades alimentarias y no alimentarias. Para una familia de cuatro miembros ese salario mínimo, en noviembre, debería haber sido 13 mil 182.92 pesos, no 3 mil 696.60 pesos.

Si lo que se pretende con el salario mínimo es lo anterior, entonces el mismo debería establecerse, para empezar, en función del número de miembros de cada familia. Para una familia de cuatro debería ser de 13 mil 182.92 pesos. Para una de seis de 19 mil 774.38. Y así sucesivamente, lo cual daría como resultado, entre otras cosas, salarios distintos para trabajos iguales.

El primer error es pretender que el salario se determine en función de las necesidades de la gente. Si fuera posible, y a cada uno se le pudiera pagar según sus necesidades, de un plumazo se terminaría con la pobreza. Obviamente no es tan fácil. Pero tampoco es imposible.

Los salarios se determinan por la productividad del trabajador y por la relación demanda y oferta de trabajo en cada mercado laboral, no por las necesidades del trabajador y su familia, precisamente lo que se propone en el Art. 123 constitucional, uno de los muchos errores que, en materia de economía, contiene la Constitución.