París sin alma

ARQUETIPO FUTBOL

Daniel Alonso*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Daniel Alonso
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Probablemente es la ciudad más hermosa del planeta. La ciudad del amor, de los cafés, del río Sena y la Torre Eiffel. Toda pareja sueña con una boda o una luna de miel bajo sus cielos y sus jardines. Caminar por Campos Elíseos, sus lujosas tiendas y restaurantes, hasta llegar al histórico Arco del Triunfo, uno de los monumentos más icónicos de la capital francesa y construido por órdenes de Napoleón Bonaparte para conmemorar la victoria en la batalla de los Tres Emperadores en Austerlizt.

Y es precisamente esa esencia, esa pasión que emana la bellísima París, la que carece el club insignia de la ciudad, el PSG. Una vez más, con el escenario ideal por delante que anunciaba una final épica entre el club francés y el Real Madrid (que aún debe culminar la obra esta tarde), un enfrentamiento entre dos de los equipos más poderosos del mundo y con el morbo de atestiguar la última gran batalla de Kylian Mbappé frente a su futuro club, pero no, una vez más el Paris Saint-Germain y Mbappé decepcionaron a sus aficionados y al mundo. Siempre se ha sabido, pero ayer nuevamente quedó claro que el dinero no compra pasión, amor, ni lealtad.

“Hizo casi todo mal”. “El sueño se evapora; nunca levantará la Orejona con París y el Balón de Oro se esfuma también” fueron parte de las duras críticas del diario francés L´equipe a Kylian Mbappé. El delantero, campeón del mundo en 2018, vive sus últimas horas en la Ciudad Luz, bajo los rumores que ya lo colocan bajo las órdenes de Florentino Pérez la próxima temporada. La única opción sería que la derrota de ayer le lleve a meditar sobre lo que significa amar un club, que caiga en un estado casi de iluminación y decida, ante todo pronóstico, renovar una vez más, en busca de ese sueño prohibido; pero es imposible, pocos se resisten a la seducción del Real Madrid.

En contraparte, el primer equipo en clasificarse a la final de la Champions que se disputará en Wembley, el Borussia Dortmund, es sinónimo de amor al futbol. Su hinchada, reconocida como la mejor del planeta, volverá a vivir una final más de Champions League, la tercera en su historia con marca de 1-1 victorias y derrotas. Un equipo de presupuesto mediano, que constantemente debe reconstruir su plantilla porque vive de la venta de sus figuras, y en lo deportivo, siempre está bajo la sombra del gigante de Alemania, el Bayern Múnich.

El club alemán sacó la casta y dejó sin goles al PSG en 180 minutos. Eso sí, la dosis de fortuna y los postes de las porterías jugaron de amarillo y negro toda la serie; pero como siempre, la vida y el futbol son un misterio, y el destino le pondrá enfrente al Real Madrid o a su némesis de toda la vida, el Bayern Múnich, que esta tarde definirán en el Santiago Bernabéu el otro finalista. Cualquiera de los dos que avance, saldrá como amplio favorito para alzar la Orejona, por historia y por grandeza. Mientras que el Dortmund, que no tiene su vitrina llena de títulos, tendrá únicamente de su lado a la mejor afición del futbol. Eso sí, el amor, la pasión y lealtad no fallarán en las tribunas de Wembley.