Daniel Alonso

El paso número uno

ARQUETIPO FUTBOL

Daniel Alonso*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Daniel Alonso
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

Hace ocho años en tono de broma se agradecía a Estados Unidos por “el favor” que le hicieron a México derrotando a Panamá. Hoy en realidad hay que lamentar aquel gol de Graham Zusi. La virtual eliminación de México para la Copa del Mundo de Brasil 2014 era lo mejor que podía pasarle a nuestro futbol. Aquel era un aviso claro de que México se estaba estancando y el avance que tuvimos desde la crisis de los cachirules, se estaba esfumando.

En la ecuación nadie se salva; pero hay que comenzar con la cabeza. Los dueños del balón se han dedicado a exprimir cada dólar o cada peso posible del futbol. Hoy la relación directa con las empresas dedicadas a la compra-venta de jugadores derivó en que 17 de los 18 equipos de la liga tienen por ahí 15 extranjeros, más otros tantos naturalizados. La mayoría, jugadores de medio campo y delanteros. Hoy vivimos la peor racha sin gol en toda la historia de nuestra selección.

Sumado a esto, la perversión por los dólares americanos tiene al futbolista mexicano encadenado a Estados Unidos. Con bombo y platillo se ha anunciado hace apenas unas semanas la creación de la SuperLiga que enfrentará a los mexicanos contra los clubes de la MLS. ¡Excelente! a quién hay que felicitar para seguir apoyando a Estados Unidos con su futbol, ¿quién fue el genio? Y podemos continuar con una tesis completa sobre las decisiones enfocadas en hacer dinero, poque no son “malas” disposiciones, simplemente es avaricia.

En cuanto a los futbolistas, la materia prima de este negocio, tampoco hacen mucho por romper ese ciclo vicioso. Tienen absolutamente todo, menos profesionalismo. El ser un país exportador de futbolistas como Brasil o Argentina, nace, primero que nada, del deseo del propio futbolista. De la mano van todos los involucrados en las fuerzas básicas de nuestro país. Con excepción de un par de clubes, el sistema de formación es una lágrima.

Los aficionados también son cómplices. Los activos ahí están, haciendo el ridículo en las gradas y en redes sociales. Los que son más pasivos, siguen consumiendo futbol como se consume comida chatarra, sin importar la mala calidad. Y la prensa deportiva va de la mano con la afición. En teoría son el medio para la conexión de ambas esferas. ¿Cuántas horas de debates bizantinos se invertirán para fastidiar a Martino o cualquier otro tema que nada aporta? Ojalá también venga la autocrítica de los que siempre critican.

Mañana el mejor aporte que puede hacer esta generación es caer ante Arabia. Sellar con grandeza la peor participación de un representativo mexicano. Los mundiales se habían transformado en nuestros placebos; nos regalaban momentos sedantes de ilusión como el triunfo ante Alemania, la victoria ante Francia en Sudáfrica. La palabra “quinto partido” fue una lobotomía para todos. Se transformó en la obsesión de nuestro futbol. Nos encapsuló en una meta insignificante e intranscendente y como existía la sensación de estar cerca de lograrlo, creíamos que íbamos bien.

El primer e indudable paso ante cualquier adicción, o toda patología, es aceptar la realidad y ser consciente de que la adicción que se tiene no es saludable y perjudica la salud. Mañana mi fe estará intacta, pero no sobre si México ganará, confío que, una vez pite el árbitro el final, todos los involucrados en nuestro futbol comenzaremos desde cero.