David E. León Romero

¡Amanda, Ciérrale!

JUSTA MEDIANÍA

David E. León Romero*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
David E. León Romero
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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El Gobierno de la Ciudad de México informó durante el fin de semana la reducción del caudal que el Sistema Cutzamala aporta a los habitantes de la Ciudad de México, en 800 litros por segundo; el Sistema colecta y distribuye agua en diversos municipios y resulta una de las fuentes de abasto más importantes de la región. Aunado a la restricción, el gobierno capitalino informó sobre las inversiones previstas que intentan paliar la situación actual. 

La Ciudad de México se encuentra en los primeros lugares de las listas que integran las ciudades que mayores problemas enfrentan en materia de abasto de agua: Sao Paulo, Beijing, Cairo, Jakarta y Moscú nos acompañan.

Frente a estas ciudades, se encuentran también un grupo que se distingue por encontrarse en proceso de construir soluciones inteligentes y sustentables. Bangalore en la India, caracterizada por cientos de lagos que recargan sus acuíferos, emprendió acciones para protegerlos y con ello cuidar sus fuentes de abasto. Ciudad del Cabo, en Sudáfrica, ha logrado en los últimos 15 años reducir en 30 por ciento el consumo de agua, considerando que su población ha crecido en el mismo porcentaje en el mismo periodo, gracias a la participación de la población y a la utilización de la tecnología.

Mientras tanto en la Ciudad de México, diversos actores siguen concentrados en incrementar la oferta mientras la ciudad crece de manera poco ordenada, cuando las acciones más importantes deberían enfocarse en reducir el consumo. Mientras nuestro reglamento de construcción habla de una dotación de 150 litros por habitante al día, la realidad muestra que cada capitalino consume cerca de 350 litros cada 24 horas.

Nuestras fuentes de abasto se encuentran en emergencia: un Sistema Cutzamala en sus niveles más bajos, y pozos secos o contaminados. No es sostenible traer agua de más lejos o bombearla de mayores profundidades. Regular las concesiones, incrementar la eficiencia de su uso en el campo y la industria, acabar con las tomas y pozos clandestinos, garantizar que todos los inmuebles cuenten con un medidor, que las tarifas se acerquen a su valor y que pague más quien más consume, son acciones fundamentales. Es urgente que terminemos con las fugas en nuestras redes de distribución y al interior de nuestras viviendas. No requerimos agua potable para todos los usos; urgente que los sanitarios de nuestra ciudad se alimenten con agua tratada, al igual que todas las zonas de riego.

Desafortunadamente, las restricciones afectan a quienes menos tienen. De igual forma, estos mismos grupos son los que pagan más cara el agua. Es urgente que, efectivamente, se logre la reutilización y el reciclaje del agua a través del tratamiento eficiente. La lluvia, mucha o poca, no debe mezclarse con las aguas negras y debe aprovecharse e infiltrarse para la recarga de nuestros acuíferos.

En 1984 se transmitió a través de la poderosa televisión, un spot protagonizado por un niño que advertía que la crisis se avecinaba: “Amanda, ciérrale.. te la estás acabando”. El niño tenía razón, la crisis nos alcanzó y su advertencia está más vigente que nunca.