El adiós de Angela Merkel

POLITICAL TRIAGE

*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Las elecciones de este fin de semana marcan el final de una era. Tras 16 años como canciller, Angela Merkel se prepara para dejar el timón de Alemania y Europa. Deja tras de sí decisiones que marcaron a toda una generación y se lleva bajo el brazo índices de aprobación históricos y la satisfacción del deber cumplido.

Merkel, miembro del partido conservador CDU, se destacó por su pragmatismo y vocación al diálogo. Gobernó buscando consensos y adaptando sus decisiones a cada momento que enfrentó. Se destaca el frente común que organizó en Europa para la lucha contra el cambio climático y su apertura a recibir inmigrantes en 2015, durante el masivo éxodo de refugiados sirios.

Alemania cambió su faz y prosperó durante su mandato. La población envejecida prometía ser un dolor de cabeza para el futuro económico de la nación. Merkel decidió abrir las puertas a los migrantes para reactivar la economía y rejuvenecer al país. Esta decisión pragmática se llevó fuertes aplausos a la vez que despertó el viejo monstruo de la xenofobia. Hoy, mientras que más de un cuarto de los alemanes tienen un pasado migrante, el partido de ultraderecha (AfD) tiene por primera vez escaños en el parlamento nacional.

Se va Merkel y con ella la figura de la estadista racional, prudente y sobria que hizo contrapeso a la estridencia narcisista de los últimos años. Se va la persona que tomó la batuta de Occidente cuando Trump rompió con las alianzas e inercias que con tanto trabajo se gestaron a lo largo de los años. Se va la mujer que demostró que la tranquilidad no está peleada con la determinación en un mundo caótico y cambiante.

La votación de este fin de semana ensombrece un poco su despedida. Su partido se ha quedado corto con un 24% de la votación. No alcanzó su mínimo habitual, el 30%, y se coloca por detrás del socialdemócrata (SPD) con un 26%. Si bien esto no hace que quede imposibilitado de formar una coalición que le permita seleccionar al siguiente canciller, si reduce sus posibilidades drásticamente.

Así, Merkel se retira sin haber forjado un claro sucesor y demostrando que su figura terminó por opacar a su partido. Sin embargo, incluso sus contrincantes reconocen su legado y aplauden a la mujer que marcó el presente y el futuro de Alemania.

Extrañaremos su figura serena, precisa, inteligente y reservada. Una mujer científica, política y gran estadista. Ella era aire puro en momentos convulsos entre líderes ególatras. Sin escándalos y con ideas claras y fundamentadas. Sin miedo a cambiar de opinión cuando las circunstancias lo ameritaban. Sin duda será recordada como un personaje clave en la conformación de Alemania y la Unión Europea.

Hasta siempre a la gran canciller y reina de Europa. Adiós, Angela Merkel.