Montserrat Salomón

Colombia, en vísperas del cambio

POLITICAL TRIAGE

Montserrat Salomón*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Montserrat Salomón
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Este fin de semana Colombia celebró la primera vuelta de sus elecciones presidenciales. El resultado fue inédito, por primera vez Colombia dejará el centro moderado y elegirá en segunda ronda a un nuevo presidente de entre dos candidatos que rechazan el conservadurismo y a la clase política tradicional.

El 19 de junio se enfrentarán Gustavo Petro y Rodolfo Hernández. Petro representa a la izquierda radical, que promete una transformación profunda de la democracia y el reparto de la riqueza. Hernández es un empresario antisistema que ha rechazado toda alianza con los políticos de siempre y promete erradicar del sistema a los políticos corruptos que han llevado a Colombia a una crisis institucional. Ambos rechazan el sistema, ambos desprecian a la clase política que ha dominado Colombia por décadas, ambos han ilusionado a los ciudadanos con su promesa de cambio. Colombia está por virar con fuerza.

Colombia se ha distinguido por ser el país más conservador de América Latina. Incluso sus transiciones en el poder han sido moderadas y se ha mantenido con cierta estabilidad en el centro político. Esta vez, el candidato moderado ha quedado en tercer lugar y, con esto, fuera de la competencia. Este resultado lanza a Colombia a una inédita polarización en su competencia electoral.

Entre las razones que explican este fenómeno está la gran crisis económica que vino tras la pandemia. En Colombia la pobreza creció de forma importante, haciendo perder la confianza en el gobierno y acercando a la gente al discurso de izquierda de Petro, que obtuvo más del 40% en la votación de la primera ronda.

Esta debacle se esperaba desde el gran paro nacional que en plena pandemia mostró el cansancio de la ciudadanía y el rechazo a la propuesta de reforma tributaria en un momento en el que el desempleo y la pobreza no dejaban de crecer. El manejo de la crisis del presidente Duque le dio el tiro de gracia a su partido al registrarse muertos en los enfrentamientos entre las fuerzas del orden y los manifestantes.

Ahora, el centro y los políticos tradicionales buscan en Hernández su balsa de esperanza. Hernández alcanzó sólo el 28% de la votación, mientras que el candidato centrista, Federico Gutiérrez, obtuvo el 24%. Hernández fue una fuerza disruptiva que dividió el voto anti-izquierda y que ahora representa una incógnita indescifrable. ¿El candidato antisistema que ha denunciado a los políticos tradicionales aceptará aliarse con ellos para alcanzar la presidencia? De no hacerlo, no ganará. De hacerlo, podría perder ese 28% de votantes que lo llevaron a la segunda ronda, haciendo virtualmente imposible su victoria. Colombia podría terminar, por primera vez en su historia, con un gobierno de izquierda.