Pedro Sánchez Rodríguez

El México de AMLO

FRENTE AL VÉRTIGO

Pedro Sánchez Rodríguez
Pedro Sánchez Rodríguez
Por:

Una de las claves para entender la gestión de AMLO al frente del Gobierno mexicano ha sido la reivindicación del lenguaje del siglo XIX como eje conductor de su discurso y sus convicciones, así como la recuperación de un nacionalismo construido a partir de las grandes figuras liberales de la historia de México.

Para el Presidente, el periodo neoliberal significó una pérdida de valores y de desprecio por la historia nacional y la economía familiar, que derivó en un crecimiento económico mediocre y desigual que aumentó la riqueza de pocos y la pobreza de muchos y, que por lo tanto, trajo consigo la violencia criminal que ha vivido el país por más de 15 años.

Una de las características de la 4T es su simbolismo. El Presidente tiene la misión de reconstruir una identidad oficial a un pueblo que la ha ido perdiendo con el paso del tiempo. Contar una historia oficial que le da su lugar a un Juárez que en los últimos años había sido desprestigiado por diversos estudios y la opinión pública como anti-indigenista, anti-democrático y anti-patriótico o a un Cárdenas que había sido criticado como estatista y autoritario.

No sólo trata de reconstruir la identidad nacional con base en la historia del liberalismo mexicano, sino que también aprovecha sus foros para hablar de la gastronomía de las fondas y los restaurantes locales, de la alimentación nutritiva del México tradicional. En sus discursos el Presidente difunde su aprecio a las técnicas tradicionales de producción y su orgullo por ese México olvidado por los gobiernos de los últimos 40 años.

La pregunta es si este discurso no resulta anacrónico y si su difusión encuentra eco en la mayoría de la población. Desde hace más de dos décadas, el campesinado en México está arruinado y el sector manufacturero creció a pasos agigantados. Tres cuartas partes de los mexicanos viven en comunidades urbanas. Ciudades dormitorio de trabajadores mexicanos en Estados Unidos o trabajadores en los recintos turísticos del país, ciudades que se deben a las maquiladoras, automotrices, la petroquímica o la minería. Ciudades que, como el resto del país, crecieron de manera desigual.

Si la 4T tiene la intención de reforzar la identidad del mexicano, debería de partir de que el país ha cambiado de manera dramática desde hace más de medio siglo y que puede que revisitar el siglo XIX no represente al mexicano del siglo XXI. Esto tiene implicaciones no simplemente como una materia de discurso, sino por un tema de representación política y políticas públicas, en el cual el Gobierno en turno y el discurso oficial concibe un México que no existe desde hace años y que sus políticas no necesariamente se ajustan a la realidad del país, sino a un pasado que se esfumó hace tiempo.