La Suspirante

CARTAS POLÍTICAS

*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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En la última entrega de Cartas Políticas, platicábamos sobre la sucesión presidencial.

Si bien el Ejecutivo federal es una posición que, desde la lógica, debería ser ocupada por una persona razonable, inteligente, tolerante y responsable; reflexionábamos, que la sucesión presidencial es un juego apto sólo para seres luciferinos, renacidos y matizadamente carismáticos, capaces de responder por su pasado y sus amigos: los políticos.

Es un simple dato curioso, que quizás tenga la única función de polemizar sobre las probabilidades y alimentar teorías de conspiración sobre la sucesión presidencial: en la actualidad, los únicos dos jefes de gobierno que son judíos son el presidente Zelenski, de Ucrania, y el primer ministro Netanyahu, de Israel. Por una razón posiblemente sociológica que ignoro, es muy poco común que los jefes de gobierno a nivel mundial tengan como religión el judaísmo. Valga esta breve reflexión, para mencionar que de llegar a la silla presidencial, Claudia Sheinbaum, no sólo se agregaría en la lista de jefes de gobierno con orígenes judíos (aunque, sabemos por su historia, no es practicante), sino que, creo más importante, haría historia como la primera mujer en ocupar el Ejecutivo federal en México y sería la segunda mujer en la historia de Norteamérica en convertirse en Jefa de Gobierno (sólo después de Kim Campbell en Canadá).

Claudia Sheinbaum (1962) es hija de un químico y una bióloga de orígenes judíos, cuyas familias llegaron a México provenientes de Lituania y Bulgaria, respectivamente. Si bien su familia cercana no es observante del judaísmo, dos características familiares sí marcaron en buena medida el camino a seguir por parte de la Jefa de Gobierno: el activismo político de izquierda y la ciencia. Sobre lo primero, tanto Carlos como Annie, sus padres, participaron activamente en los movimientos políticos y estudiantiles de 1968 y la Jefa de Gobierno atribuye a su padre ingeniero químico su pasión por la política. Por lo que hace a la ciencia, se decantó por estudiar la carrera de física en la Facultad de Ciencias de la UNAM (universidad en la que estudió su madre) de la cual egresó en 1989, para continuar sus estudios de maestría en ingeniería energética y el doctorado en ingeniería ambiental en la UNAM combinado con una estancia en la Universidad de California.

Ambas pasiones se entremezclaron. Sheinbaum participó activamente en la política estudiantil y fue una ferviente opositora de las políticas priistas de Miguel de la Madrid y Carlos Salinas. Se unió al PRD, fundado por Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo y López Obrador al momento de su fundación en 1989 y acompañó el movimiento mientras se ocupaba como profesora e investigadora en la UNAM. Dos años antes de la fundación se casó con Carlos Imaz, fundador del PRD, quien fue su compañero en la dirigencia del Consejo Estudiantil Universitario de la UNAM.

En el 2000, López Obrador llega a la Jefatura del Gobierno del entonces Distrito Federal, con Carlos Imaz como presidente del PRD en la capital. Claudia Sheinbaum fue nombrada secretaria del Medio Ambiente y estuvo a cargo de la construcción y puesta en marcha del Metrobús, las ciclopistas, el segundo piso del Periférico y el distribuidor vial de San Antonio. En suma, pero sobre todo por las primeras dos obras y la reforestación de zonas urbanas, las políticas implementadas por la Secretaría de Medio Ambiente redujeron los niveles de contaminación ambiental de la Ciudad de México.

Aquí una pausa: hasta este momento de la historia, la doctora Claudia Sheinbaum es una prestigiosa científica que ha dedicado su vida a la política, que fue parte de los movimientos estudiantiles en los años ochenta y noventa y que ha sido una funcionaria pública ejemplar que ha dado resultados por la Ciudad de México. Pero invito a una reflexión reposada: si partimos que para la sucesión presidencial hay que vender el alma al diablo y luego al electorado; hacer y cobrar favores, antes que carreteras, escuelas y hospitales; ser fluido en el arte de las mentiras piadosas y un operador inmisericorde cuando la situación lo exige ¿qué hace Claudia Sheinbaum en esta batalla? Continuará…