Rafael Rojas

Incógnitas de la mediación colombiana

VIÑETAS LATINOAMERICANAS

Rafael Rojas*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. 
Rafael Rojas
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
 
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El presidente Gustavo Petro se ha tomado en serio la crisis política venezolana y ha convocado a un diálogo entre una parte de la oposición venezolana y el gobierno de Nicolás Maduro. A diferencia de otros intentos previos, como los impulsados por México y Noruega, éste cuenta con observadores directos de Estados Unidos, como Juan S. González, asistente de Joe Biden para el Hemisferio Occidental, y el exsenador Christopher Dodd, asesor especial de la Casa Blanca para asuntos latinoamericanos.

El diálogo en Bogotá cuenta también con la presencia de Joseph Borrell, Alto Representante de la Unión Europea para Política Exterior y Seguridad. El canciller colombiano Álvaro Leyva ha anunciado que unas veinte cancillerías, en su mayor parte, latinoamericanas y caribeñas, además de organismos de integración regional, han sido convocados a la cita en Bogotá, donde intervienen representantes de tres organizaciones opositoras venezolanas, Primero Justicia, el partido Acción Democrática y Un Nuevo Tiempo.

La figura más visible de la alianza opositora, que participa en el diálogo, Gerardo Blyde, líder de la llamada Plataforma Unitaria, ha insistido en que aquellas organizaciones y líderes de la oposición que no intervienen directamente en Bogotá, también se beneficiarían de los acuerdos de ese foro, ya que el objetivo no es otro que recuperar las conversaciones iniciadas en México, y canceladas unilateralmente por el gobierno de Nicolás Maduro, y crear condiciones de competencia electoral de aquí a las elecciones primarias de octubre de este año.

Dinorah Figuera, actual Presidenta de la Asamblea Nacional opositora venezolana, que hace meses reemplazó a Juan Guaidó en el cargo, también ha respaldado la cumbre de Bogotá. Figuera ha dicho que la Unidad Venezolana Democrática “ve con buenos ojos” la iniciativa impulsada por el presidente Petro, pero pone como condición para el éxito del diálogo el fin inmediato de la criminalización de opositores y el ofrecimiento de garantías de paridad electoral que, hasta ahora, no existen en Venezuela.

A pesar de la buena voluntad del gobierno colombiano, de una zona de la oposición venezolana y de la izquierda democrática de la región —descontando, por supuesto, a los aliados incondicionales de Maduro —, la cumbre de Bogotá deja más incógnitas que certezas. Como ha podido comprobarse en los encuentros de México, en los últimos años, la prioridad de Maduro no es la creación de un clima electoral equitativo, sino el fin de las sanciones económicas y, sobre todo, su reelección indefinida.

El choque de expectativas es evidente y el futuro no parece promisorio. El propio Maduro ha dicho que la iniciativa colombiana es “riesgosa” y rechaza el protagonismo que en la misma tienen Estados Unidos, Francia, España y la Unión Europea. La propuesta colombiana tal vez sea la última oportunidad de reconstruir la democracia venezolana por la vía del diálogo.