Valeria López Vela

Benedicto XVI: derecho y democracia

ACORDES INTERNACIONALES

Valeria López Vela*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Valeria López Vela
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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El 31 de diciembre del 2022 falleció el Papa emérito, Benedicto XVI: el intelectual católico, el filósofo y el teólogo. Una mente brillante que, a pesar de sus esfuerzos, no pudo frenar la violencia sexual dentro de la Iglesia.

Quisiera recuperar algunas ideas recogidas en el texto “Dialéctica de la secularización. Sobre la razón y la religión” en el que Joseph Ratzinger y Jürgen Habermas discutieron sobre la ética, el derecho y el poder.

El contexto del encuentro fue el siguiente: “Invitados por la Academia Católica de Baviera, el 19 de enero de 2004 el filósofo Jürgen Habermas y el teólogo Joseph Ratzinger mantuvieron una conversación en torno a los fundamentos morales del Estado. Habermas, conocido partidario del laicismo, y Ratzinger, en aquel entonces prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe (…) La encarnación del pensamiento liberal secular, el uno, y la personificación de la fe católica, el otro, dieron así un ejemplo de tolerancia y pluralidad y mostraron que es posible un diálogo filosófico fructífero entre posturas discrepantes”.

En dicho encuentro, Ratzinger expuso magistralmente los cauces para contener la violencia: el poder ejercido en el orden del derecho. Señala Benedicto XVI: “El poder ejercido en el orden del derecho y a su servicio está en las antípodas de la violencia entendida ésta como poder sin derecho y opuesto a él. De ahí que sea importante para cada sociedad que el derecho y su ordenamiento estén por encima de toda sospecha, porque sólo así puede desterrarse la arbitrariedad y se puede vivir la libertad como libertad compartida”.

En ese sentido, insiste Ratzinger en que “la democracia opera de acuerdo con el principio de las mayorías, pero la historia nos enseña que también las mayorías pueden ser ciegas e injustas“, por ello, la razón y el derecho son condiciones necesarias para conservar la salud de la democracia y sus instituciones.

El pensamiento de Benedicto XVI continúa siendo vigente e ilumina el problema de los populismos; específicamente, el desprecio por el Estado de derecho, que es la garantía de la razón pública pues contiene las arbitrariedades o los caprichos.

Además, los gobernantes populistas han despojado a la democracia de los contenidos de verdad y corrección argumentativa, para disfrazar sus ambiciones con mentiras e ilegalidades, convirtiéndola en no más que una falacia ad populum.

El Papa emérito señala que si queremos evitar el desencadenamiento de guerras y revueltas es indispensable que recuperemos la razón pública y defendamos el Estado de derecho. En otros términos: “No debe tener vigencia el derecho del más fuerte, sino más bien la fuerza del derecho”.

Ratzinger, con sus luces y con sus sombras, continúa siendo un interlocutor importante para transitar estos aciagos días.